Ficciones, de Borges

Ficciones - BorgesSe acaba el año y con él una nueva temporada del club de Lectura, que no sé yo si será la última. Si es así, se habrá acabado por todo lo alto: con un autor de fuste que trae de serie la correspondiente tortura. Pero yo esta vez me he librado, o mejor dicho, he librado.

Y es que me he librado porque no he leído el libro. Pues no, no he podido. No por falta de tiempo, no. No lo he leído porque Borges es un coñazo. Algo nivel Cortázar, pero a lo bestia. Conste que lo he intentado, no crean. Lo he intentado, pero no he podido.

Verán, Ficciones es un libro de cuentos y, aunque no venía con libro de instrucciones (rollo Rayuela), empecé como es lógico por el primero de ellos, que se llama (agárrense) Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, supongo que para ir entrando en materia. Bueno, pues yo no soy capaz de explicarles de qué va. Diez páginas después de empezar seguía intentando entender qué coño quería contarme este señor. Pensar en empezarlo de nuevo para ver si me enteraba estaba hors de question, así es que, como es un libro de cuentos, me dije bueno, pues me salto este y me voy al siguiente. Y me fui al segundo cuento, que se llama Pierre Menard, autor del Quijote y que empieza así:

La obra visible que ha dejado este novelista es de fácil y breve enumeración. Son, por lo tanto, imperdonables las omisiones y adiciones perpetradas por Madame Henri Bachelier en un catálogo falaz que cierto diario cuya tendencia protestante no es un secreto ha tenido la desconsideración de inferir a sus deplorables lectores –si bien éstos son pocos y calvinistas, cuando no masones y circuncisos. Los amigos auténticos de Menard han visto con alarma ese catálogo y aun con cierta tristeza. Diríase que ayer nos reunimos ante el mármol final y entre los cipreses infaustos y ya el Error trata de empañar su Memoria… Decididamente, una breve rectificación es inevitable.

Bien. Podría haberles copiado el principio de lo de Tlör, pero prefiero que hagan ustedes el trabajo por su cuenta si tienen interés. Yo sólo sé que, llegada a este punto, me dije “que se lea a este tío su madre”, cerré el libro y hasta hoy, que se lo estoy contando.

No tengo ningún remordimiento y ninguna vergüenza por decir que Borges me parece un pelma, que yo no he sido capaz de leerme nada suyo y que cada vez que me lo he cruzado he pensado lo mismo: pretencioso, retorcido, incomprensible, pesado y cargante. Es… denso, Borges es denso. Y un poco intensito, eso también. ¿Les parece que es sacrílego lo que digo? Bueno, pues por ahí arriba también digo que a Cortázar no hay quien se lo dispare. Ahora llévenme a la hoguera: prefiero la pira que tenerme que leer algo de este autor.

Dice el prólogo que Ficciones es el libro más reconocido de Borges. Me lo creo. A mí no se me despinta ya en la vida. Y además a partir de ahora, si alguien me cita a Borges, le daré las gracias por la traducción y un abrazo por el resumen.

En fin, hace unos meses así hice un ejercicio literario que se llamaba “Yo versioné a Borges sin respeto”. Ya no voy a molestarme más en versionarlo, porque no me molestaré más en entenderlo. Me doy de baja de Borges definitivamente.

Como siempre, pueden leer a mis compañeros del club en La mesa cero del Blasco, La originalidad perdidaa, en Lo Lo que lea la rubia y en la propia página del Club, donde está la opinión de Juanjo. El próximo año será otro año.

 

 

 

 

2 comentarios en “Ficciones, de Borges

Gracias por dejar un comentario.