Papá Noël, ese astronauta

Entre impostar e importar sólo hay una letra. Sin embargo, entre impostura e importación, una se puede encontrar a papá Noël. Así, con diéresis y todo, para que nadie dude de que sabemos idiomas.

De papá Noël lo que se suele decir es que ha venido para quedarse, que es simpático, no, lo siguiente, y que llega a los sitios en cero coma. O sea, que no esperen encontrarlo entre frases muy elaboradas ni muy originales, porque papá Noël es un tipo popular y, por lo tanto, ñoño hasta en el lenguaje que lo describe.

Papá Noël siempre está cerca del árbol de Navidad, por donde las bolas de colores y el acebo de mentirijilla. Es refractario al Belén austero, con sus figuras de porcelana, del mismo modo que Drácula huye del diente de ajo. Todos símbolos, el belén, el ajo y drácula, papá Noël viene en representación de la utilidad, o sea, que nos representa a todos. Y a todas.

Y es que la utilidad se encuentra a la cabeza de los argumentos de los defensores de este man in red. Que si viene antes y así los niños juegan más tiempo; que si los grandes almacenes se ahorran muchos sueldos, porque los de Oriente son una turbamulta; que si los renos caben en cualquier sitio, mientras que a ver dónde coño aparcas tres camellos; que si el disfraz es infinitamente más fácil… En su contra tiene que desciende por la chimenea, un artefacto instalado en poquísimos hogares, con lo que papá Noël se ve obligado a entrar en las casas por donde buenamente puede, o sea, generalmente por la televisión. También, dicho sea de paso y aunque no venga a cuento, lo de entrar por una chimenea me hace pensar que en vez de un vestido de lana rojo debería ponerse un traje de amianto, aunque eso le hiciera parecerse a un astronauta. ¿Ven ustedes como es un impostor?

Y luego que nos dicen que Papá Noël viene de Laponia. ¡De Laponia, Dios mío! ¿Y dónde quedará Laponia? ¿Y qué hay en Laponia, aparte de nada? Es un disparate, lo de Laponia. Venir desde Laponia es como venir desde Saturno, algo que necesitas imaginar con muchísima dedicación y durante mucho rato.

Dicen las malas lenguas que papá Noël es un invento de la Cocacola, pero yo creo que no es verdad. Si así fuera, no nos lo presentarían en un trineo tirado por renos y con muchas campanitas sonando a su alrededor, din-don, din-don, sino en un camión de reparto de esos que te bloquean el coche cuando se ponen en doble fila. Esos camiones que siempre ves descargar pero que, al igual que papá Noël, antes también cargan.