1280 almas, de Jim Thompson

1280 almasIba yo buscando un libro para regalar en un amigo invisible, y como siempre que entro en una librería, salí cargada de elementos con los que alimentar la balda, un concepto que he copiado yo a Bicheo y que explica, más o menos, ese lugar de la librería en el que, como en un receptorio impenitente, se apilan los libros que esperan el turno de ser leídos. Ahí lleva Durrell unos ocho meses, por ejemplo, ahí acaba de llegar Chandler, ahí está Marías con su nuevo pelotazo, ahí está… ¿comprenden el concepto?

Las librerías son lugares en los que me quedaría a vivir, aunque no dejan de ser sitios algo frustrantes, como una tienda de chuches o una papelería: te lo llevarías todo si pudieras. ¿Ven? eso en una pescadería no pasa. La cuestión es que vi este libro y decidí comprarlo por varias razones que se pueden resumir en una. Jim Thompson es un autor muy recomendado por ND, y dentro de los libros de este autor, quizá éste es el que más a menudo recomienda. Por otra parte, este año hemos leído en el Club de lectura Noche salvaje, que no me gustó mucho pero me dejó con la idea de volverlo a intentar con este escritor. Esta es la historia de una compra, ahora voy con el libro.

1280 almas cuenta la peripecia de Nick Corey, el sherif de un pequeño pueblo americano, Potts County, y que bajo la apariencia de un perfecto imbécil esconde a un canalla, un embustero, un intrigante y una mala persona. Un corrupto sin escrúpulos que va a lo suyo, que dice no hacer “nunca daño a nadie, salvo que fuera por el bien ajeno o el propio”. La disyuntiva sobra, porque el tipo se mueve por su propio interés y poco más. Su objetivo en la vida es seguir siendo sheriff , una profesión para la que no se requiere en su caso mucho esfuerzo: le basta con no meterse en muchos lios y detener de vez en cuando a algún choricillo de poca monta. Todo, como digo, manteniendo una apariencia de alelado que funciona como un disfraz perfecto para sus propios fines.

La sociedad que dibuja es una sociedad deprimida, cruel, ignorante y muy poco ejemplar, el caldo ideal para que florezcan este tipo de canallas y otros parecidos. Un ambiente de novela más que negra, marrón oscura, en donde hay diálogos brutales y situaciones sórdidas, muy a tono con la mentalidad de la época, primera mitad del siglo XX en el sur de EEUU. La novela me ha gustado hasta las cinco páginas finales. Un final blandito, no sabría decir si abierto o precisamente, por lo abierto, un final cerrado.

Lo que me parece que ya está cerrada es mi relación con este autor, al menos de momento. Igual, en verano, me vuelvo a animar, porque sí es verdad que se lee con interés y te pilla con las historias. Pero no sé, hay algo que no me acaba de decir. Será quizás que los finales de las dos novelas que he leído son un poco ¿eclécticos? ¿elípticos? En todo caso, con los dos se me ha quedado sensación de no haberme enterado de nada y una acepta enseñanzas de vida en la literatura, pero con este tipo de novelas…

Las tribus liberales, de María Blanco

C_Las tribus liberales.inddMaría Blanco es doctora en Ciencias Económicas y profesora de Historia del Pensamiento económico en la universidad CEU San Pablo. Es una mujer a la que sigo en Twitter y en su blog (que actualiza poco), y en sus artículos de prensa. También es miembro del Instituto Juan de Mariana. Así es que ninguna sorpresa sobre la identidad e ideología de esta mujer, con quien me he cruzado algún domingo soleado cuando ella iba a desayunar y yo a bajar a Curra. Y dicho esto, vamos con su libro.

Las tribus liberales es un libro en el que no se habla tanto de economía como de la idea liberal de organización de la sociedad. Como dice el título, se trata de una deconstrucción de la mitología liberal. Las tribus liberales, como dice Blanco, son muchas, y pierden un tiempo muy valioso en arrogarse la marca, el label de liberal, cuando al final todos, en mayor o menor medida, defienden al individuo y su libertad como base ética sobre la que fundar la organización de la sociedad. Nos recuerda, casi desde el principio, que la libertad individual lleva aparejada la responsabilidad individual. Hablamos de libertad y de responsabilidad, en contraposición al intervencionismo “de derechas y de izquierdas” que tiene adormecida a la sociedad y que nos deja en manos de señores que pastorean la colectividad, ese magma que nos convierte en niños y en el que otros deciden cómo tenemos que ser felices.

El libro está organizado en 4 partes: el liberalismo en el templo de Atenea, es decir, en la Universidad y en el mundo académico; el liberalismo en el templo de Eris, en el que nos habla de liberalismo y política; el liberalismo más allá del Olimpo, esto es, en la calle, entre ciudadanos que son masa confusa y que se somete a la propaganda rampante; y finalmente, el liberalismo en el Hades, tal vez el capítulo más interesante en el que aborda los principales mitos demoníacos del liberalismo, prejuicios que casi imposibilitan cualquier diálogo (ya se sabe, el liberalismo es prostitución infantil, bla, bla, bla…). Y a través de estos capítulos vamos descubriendo las diferentes corrientes liberales en las que no hay tantas diferencias, aunque se esfuercen mucho en revelarlas.

El libro está muy bien, es ágil y se lee con mucho interés. Blanco nos explica sus ideas y las razona, a veces partiendo del ser humano en su estado natural, el hombre cazador-recolector o los mecanismos naturales de nuestra mente, a veces trayéndose del bracete algún pensador de fuste, a veces poniéndonos delante la vida tal y como la conocemos, estos estados intervencionistas en los que el “crony-capitalism”, ese capitalismo de amiguetes al que estamos sometidos, vive rampante de nuestro esfuerzo.

En fin, que uno espera encontrar una relación de nombres y una disección de corrientes de pensamiento, y se encuentra con un libro muy lúcido y escrito de forma muy amena. No estoy de acuerdo con todo lo que nos dice, ni le compro algunas de sus ideas, pero se agradece la honestidad del análisis y, sobre todo, el esfuerzo de divulgación. Léanlo, especialmente si creen que el intervencionismo y la socialdemocracia (de derechas o de izquierdas) acabará con los pobres y con el hambre en el mundo y que la ausencia de coacción implica vivir poco menos que en la selva. Seguramente este libro no les cambie su manera de pensar pero al menos dejarán de decir algunas tonterías.