La nueva dieta. Ay, Señor.

DSC_0027 recortadaY llegados a este punto en la vida, me parece necesario decirles que el único remedio verdaderamente efectivo y radical para mantener la línea sería contradecir la teoría de la relatividad, las leyes de la física y hasta las enseñanzas de las tres religiones de Abraham. La báscula no miente aunque a veces se estropea, pero el cinturón es infalible además de implacable.

Eso y la tienda de las camisas, a la que fui al cabo de 18 meses para constatar que las medidas de mi cintura habían aumentado un 9%, mientras que la cadera sólo había cedido un 2%. Si a eso le añadimos que el pecho quedó intacto, estamos delante de un principio de deformación con intenciones galopantes.

Ay, las formas. Cuando notas que pasas de la cintura de avispa a la de abejorro y que no tiene vuelta atrás, creo que hay que concentrarse en limitar los daños. Mejor parecer un botellín de agua que un botijo, mientras el cuerpo se encamina hacia esa edad insípida en la que las camisetillas llevan una talla más para disimular el desparrame. Y es que ya no hablamos de mantener la línea, sino de evitar la sustitución del lápiz por un rodillo de pintor.

Inexorable, sí, aunque me quedaba una bala. Y como en mi familia tenemos una cierta afición por el bocio y yo ya había padecido tiroidismo en el siglo pasado a. de c. (o sea, antes del cinturón), pues me acerqué al endocrino a ver si con una pastilla me evitaba la deformación. Y no. A cambio, me encontró un nódulo de 7 milímetros que no era el causante de mis penas en las tiendas de ropa y me ha pedido que no me preocupe.

– Bien. No me preocuparé. Y ahora arrégleme lo del tripón que estoy harta de ir con la chaqueta abierta.

– Yo te voy a poner una dieta para rebajar peso, pero ya te aviso de que no hay una dieta que te quite de un sitio y te lo ponga en otro. Lo que quiero decir es que no vas a recuperar la cintura. Ya no. Asume que tu proporcionalidad es otra.

– Bien. Lo asumo. Y ahora rebájeme esta tripa.

Ay, la proporcionalidad. « Conformidad o proporción de unas partes con el todo o de cosas relacionadas entre sí », dice el DRAE. El todo debo de ser yo y las cosas relacionadas entre sí deben de ser la edad y la bollería industrial, que está riquísima.

Me midió y pesó con una báscula de romana y yo me sentí el cordero en el zoco un día antes de la celebración del sacrificio. Sacrificio que se resume en evitar los cereales de la mañana, la cocacola de la tarde, las galletas de la noche y el chocolate a cualquier hora del día. O sea, la proporcionalidad de las acelgas.