No deja de ser curiosa esta expresión. Devanar es, como todos ustedes saben y recuerda el DRAE, ir dando vueltas sucesivas a un hilo, alambre, cuerda, etc, alrededor de un eje, carrete, etc, etc. Por cierto, que tanto etc. en una definición me indica que los académicos tampoco se devanaron mucho los sesos para hacer esta entrada. Pero a lo que iba, que lo de devanarse los sesos tiene su punto de curiosidad. Veamos.
Los sesos, o masa encefálica, parecen un gurruño de hilo, pero dudo de que se puedan desenrollar para luego volver a enrollarlo con orden en un eje, o simplemente hacer un ovillo con ellos. Más bien habría que hilarlo si lo que se quiere es poner orden en ese gurruño, pero me temo que se perderían algunas neuronas por el camino, y ya no digamos si usamos una rueca: la muerte es casi segura.
Así es cuando oigan a alguien decir que se está devanando los sesos, desconfíen. Si tiene el cerebro construido de forma que se pueda devanar, el asunto tiene mala pinta. Y peor futuro. Ese cerebro no puede ser normal. En cualquier momento se le saldrá por las orejas y será, aparte de una marranada, un síntoma de desfallecimiento.
Y si alguien le dice eso tan socorrido de «tendrás que devanarte los sesos», procúrense una respuesta firme pero inequívoca. O sea, que se devane él lo que le pete, pero a usted, su gurruño, que no se lo toquen.