Tampoco voy a venir ahora a explicarles lo que es una conference call. Es lo que un académico llamaría una conferencia telefónica, o quizá le llamaría una multiconferencia, yo no lo sé porque no soy un académico. Pero es que los académicos son personas que tienen todo el tiempo del mundo para explicarse, y en el mundo laboral, uno anda siempre con prisas. Así es que le llamamos conference call, o conf call, para abreviar. Hay quien abrevia más todavía y dice simplemente call, o sea col, como las de Bruselas.
– Si acaso nos llamamos por col.
Y eso significa que te llamará por teléfono. A veces dicen «hacemos una col», y esto me produce mucha ternura. Y cuando me dicen «organiza una col», yo me veo picando coles y poniéndolas en un plato.
– Llámame Col. Conferens Col.
Y ahora les voy a contar una historieta, para que no se vayan de balde. Resulta que hay un sistema de multiconferencia que, una vez que marcas el número y después de teclear la clave, te pide que digas tu nombre. Esto no es un sistema de control, sino que se hace para que el resto de los que están conectados sepan quién entra en la conferencia y también quién sale. Pero esto no lo sabe todo el mundo. En concreto, una compañera mía no lo sabía. Así es que ayer, cuando el sistema me pidió el nombre…
– Pero qué más da el nombre, ¿para qué lo pide siempre si da igual?… ¡PETRAAAAA!
Y ya no puedes ir hacia atrás. Y lo peor es que, por razones que no vienen al caso, teníamos que salir de la conferencia un rato y luego volver a entrar. Todo con muchos clientes al otro lado.
– Ejem… ¿sí? ¿Hola? ¿buenas tardes?…
– ¿Petra? ¿Quién es Petra?
– Sí, hola, buenas tardes. Soy Carmen J. y estamos aquí en Madrid (otros nombres)…
Hay una funcionalidad muy práctica que se llama MUTE, y que sirve para decir «me cago en la leche, ahora vamos a tener que salir y van a oír que Petra abandona la conferencia, estás gilipollas». También sirve para que, si te entra un ataque de risa, al quitar el MUTE puedas decir «perdón, no he entendido bien, ¿puedes repetirlo, por favor?», y tu voz suene risueña y muy, pero que muy simpática.
En fin, Petra abandonó la multiconferencia y luego volvió a entrar, ésta vez con mi nombre. Aunque después pensé que debería haber vuelto a decir PETRAAAA. Finalmente, todo el mundo asume que las máquinas pueden pensar por su cuenta, igual que los humanos…