Hoy WordPress me felicita porque, por lo visto y según sus cuentas, hoy hace cuatro años que me inscribí. Digo según sus cuentas porque yo no soy muy de recordar aniversarios y cumpleaños, y si me acuerdo del mío es porque siempre llega algún alma cándida y muy despistada y me felicita. Pero vamos, que estos señores seguro que tienen registrada la fecha y poner un motorcito que me envíe un mensaje habrá sido coser y cantar para cualquier programador, incluso si no tiene cabeza de huevo.
Como digo, es posible que haga exactamente cuatro años me abriera una cuenta en WordPress, que no digo yo que no. Pero el blog lo abrí antes, aunque lo hice en iweb, la aplicación que traen los Macintosh para abrir una página, que es para muy muy lerdos. Tardé poco en cargármelo, porque esa aplicación no es un gestor de contenidos, y además, en cuanto le metes tres o cuatro paginitas se va a hacer puñetas. Eso sí, era muy mono todo. Pero muy poco práctico. Y migrar, migré en septiembre a la vuelta de las vacaciones, eso seguro.
¿Por qué escogí WordPress y no Blogger? Pues no sabría decirlo, porque entonces me parecía todo complicadísimo, y tenía una amiga con blog en cada una de las plataformas. De todos modos, confiaba más en algo que te cobra por no poner publicidad y por usar plantillas y espacio, que yo no acabo de fiarme mucho de las cosas que te dan gratis. Aunque el fondo no es ese: me vine a WordPress porque me pareció más pro, me pareció que el blog tendría más calidad. Luego, andando el tiempo (poco tiempo), comprendí que la calidad la ponen los contenidos y el aspecto, y eso también se puede hacer desde Blogger, aunque el escritorio me parece muchísimo más lioso y como de plástico.
Con todo, y volviendo al aniversario, yo no me recuerdo abriéndome la cuenta en WordPress, así es que no debió de ser un acto ni muy heroico ni muy solemne. Sí me recuerdo perfectamente migrando las veinte o veinticinco entradas que tenía escritas en iweb, que tampoco era cosa de tirarlas a la basura y que ahí están registradas, con su fecha original. Recuerdo los sudores, recuerdo haberlas copiado en un archivo Word por si acaso los accidentes. Me recuerdo diciéndome a mí misma «ya iré poniendo las fotos…». Y hasta hoy.
Curra tenía cuatro años menos. Y yo también. Pero a mí se me nota menos y eso, ella, no me lo discute.