El lápiz del carpintero, de Manuel Rivas

imageHe leído recientemente este libro, El lápiz del carpintero, de Manuel Rivas. Se trata de una historia enmarcada en la guerra civil española, aunque bien pudiera ser cualquier otra guerra civil. En este tipo de guerras, siempre se piensa en los bandos como el de los rebeldes y el de los conservadores, o entre el bando de las izquierdas y las derechas, o en nuestra guerra civil, el bando de los rojos o el de los nacionales. Pero en realidad, en las guerras civiles los verdaderos bandos son los de las víctimas y los verdugos, o, como decía un amigo, es como tener una tarta y cortarla en dos mitades, y en ambas mitades quedará los mismos ingredientes, la misma masa, el mismo sabor, y habrá cerezas, tropezones de limón, bizcocho y nata a partes iguales. O sea, gente buena y gente mala que después sobrevive o se adapta, como a todo en la vida.

El lápiz del carpintero cuenta la historia de dos hombres. El doctor Da Barca, un hombre con aura, con el don de la cura y de la hipnosis, capaz de curar, de detener a los hombres y de convencerlos sólo con su mirada, un hombre bueno, capaz y cabal. Enfrente, Herbal, un hombre débil e ignorante que se une a los que detentan el poder en la zona, que se entrega al mal porque la sumisión es más segura y además le dota de impunidad. Y estos hombres se encuentran en la guerra y sobreviven a ella, el uno usando la fuerza que le confiere su uniforme y el otro, la fuerza con la que fascina a los demás, la admiración que provoca. Completa el triángulo clásico una mujer muy bella, Marisa, que representa el amor incondicional, la lealtad, la perseverancia y la rebeldía.

Herbal mata a un pintor al que le roba el lápiz con el que dibuja en la cárcel a sus compañeros de celda, presos «políticos» como él, un lápiz de carpintero que es con lo único que puede dibujar. Y vive con este lápiz, que le llama y le recuerda que somos humanos, y que existe la compasión. Y que en cierto modo le guía, como un remordimiento, y que actúa como una balanza frente a otras voces que le dicen que o te sometes o dominas, otras voces que le dicen que no hay término medio y que hay que matar o morir, cuando hay gente que únicamente quiere vivir sin tener que matar.

El libro está escrito originalmente en gallego y luego traducido al castellano, que es como yo la he leído. Está muy bien contada, con personajes bien dibujados, muy especialmente el de Herbal, en un tono de realismo mágico que es muy de mi gusto.

Una buena novela.