Ya llevo tiempo mordiéndome la lengua con este asunto de los ERE´s y de los sindicatos de Andalucía. No creo que yo pueda aportar ya mucho, y además no quisiera indignarles más. Así es que me iré por los Cerros de Úbeda, a ver por dónde aterrizo.
La primera vez que yo crucé el charco fue en el año 92, para ir a México. Fue un viaje divertidísimo en el que recorrí, junto con otras dos amigas, la península del Yucatán y más, porque, fuera de cualquier previsión inicial, decidimos llegar hasta el Pacífico. Pensaríamos que si lo logró Nuñez de Balboa hace quinientos años, cómo no íbamos a conseguirlo nosotras con nuestro Tsuru II, que era un coche del que probablemente ustedes no habrán oído hablar, algo que me parece normal porque es un coche feísimo. Una parte del viaje la hicimos con una amiga que estaba trabajando en unos yacimientos arqueológicos para la Cooperación Española, y que llevaba allí el tiempo suficiente como para advertirnos de que debíamos tener muchísimo cuidado con la policía. No la creímos demasiado, pero después de dejarla, una noche en un hotel trabamos conversación con un señor mejicano muy agradable. Andando la conversación, nos dijo que el país entonces era seguro, salvo si nos topábamos con la policía: si te paraban con el coche, era más seguro salir corriendo y arriesgarnos a que nos balasearan. Yo recuerdo nuestro desconcierto: la policía está para librarnos de los malos: si ellos son los malos, eso es el colmo de la inseguridad. Pero claro, nos decía este señor, un coctel en donde se mezcla mala paga, armas e impunidad, es un mal coctel.
Un sindicato está, por definición, para defender a los trabajadores, darles asistencia legal, cuidar de que no se produzcan abusos por parte del empleador. Su razón de ser y su objetivo es mejorar la calidad y la cantidad del empleo, hacer que la vida laboral se desarrolle en un entorno más seguro. Esperen… Yo estaba hablando de la policía y ahora ¿hablo de los sindicatos? Ah, será porque la definición, vista así, se parece mucho. O quizá es que me ha venido a la cabeza eso de que un sindicato cobre un porcentaje de las indemnizaciones de los EREs que negocia…
En septiembre de 2009, el sindicato UGT de Andalucía celebró su IX congreso regional. Es normal que celebren congresos, y si tienen que asistir 700 personas, pues lo normal es que cueste un dinero. 563.000 euros fue el coste total. Hagan los cálculos que les parezcan oportunos, que a mí no me apetece. De esos 563.000 euros, 100.000 eran para regalos para los asistentes. Cien mil euros. Hay una excusa que siempre ponen nuestros políticos y gobernantes, y es que antes, en los buenos tiempos, cuando había dinero, cuando todos vivíamos como ricos, pues se tendía a gastar más y, claro, ellos también. Bueno, esto es como si yo digo que si me pongo una chaqueta dos tallas más grandes entonces mis brazos tienden a crecer, pero en fin, sea. Veamos la talla de la chaqueta que se pusieron estos señores: En septiembre de 2009, el paro era del 17,93, y había tenido un crecimiento de casi 10 puntos desde 2007. Esto debería de dar que pensar a un sindicato, no sé. El PIB había pasado de crecer un 3,5 a crecer un 0,9 en 2008, y ese año decrecería un -3,8. En septiembre, esto lo sabe un sindicato, creo yo. O sea, que no parece que estuviera la Magdalena para muchos tafetanes…
Lo cierto es que yo no les puedo asegurar que la policía mejicana fuera peligrosa, porque no nos arriesgamos a comprobarlo. Sin embargo, sí les puedo decir que los sindicatos españoles son, ellos también, como para salir corriendo.