Violencia contra la mujer

IMG-20131124-WA000Hoy se celebra el día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer. El asunto no va más allá de unas declaraciones oficiales, de unos actos de recordatorio más o menos compungidos y del venteo de unas estadísticas que, según como se lean, nos invitarán al horror o a la esperanza, pero que servirán para que, el mismo dato, sirva de crítica o de fanfarria política.

Aquí no hay política que valga. Ni tampoco hay nada que celebrar. En España, la violación es un delito que conlleva la miserable pena de cárcel entre 6 y 12 años. Con esto ya está todo dicho. Un hijo de puta se lleva por delante la vida de una mujer, la deja destrozada de por vida, y entre unas cositas y otras, está en la calle a los cinco años. Eso si no entra por una puerta y sale por la otra, porque tal vez tenga la suerte de toparse con algún juez muy progre que decida que hay que velar por la rehabilitación del cabrón, o un juez muy carca que determine que la chica consintió porque no se resistió demasiado. O sea, progre o carca, un juez que comprende al violador, y que probablemente tiene pensamientos húmedos durante la vista.

Se entiende bien que la violación sea considerada un arma de guerra: cualquier ejército viola a las mujeres del enemigo si además de vencer quiere humillar. Y este instinto de dominio, el considerar a la mujer como un botín de guerra, ese «vamos a divertirnos» que dicen los violadores antes de lo que para ellos es un festín  (y que deberían prohibirse a sí mismos los guionistas de películas), está pegado en la conciencia de nuestros hombres del poder, sea cual sea su educación y su ideología política. Porque la ideología aquí consiste en considerar a la mujer una cosa de la que se puede hacer uso o no considerarlo.

Y de todos modos ¿Para qué queremos leyes? Ayer leía que un hombre había matado a su pareja a palos, A PALOS, en Torrelaguna, un pueblo de Madrid. El bestia tenía doce antecedentes por maltrato ¡DOCE! además de la consabida orden de alejamiento, que supongo que la única que se lo toma en serio es la víctima. ¿Para qué tenemos leyes, para qué hace su trabajo la policía? Contra esto, nuestros gobernantes proponen teléfonos para dar consuelo a la víctima, para ayudarla a romper con el maltratador. Y todo eso está muy bien pero me parece a mí que ayudarían más si encerraran a estos animales hasta que se les pase el calentón. Porque señores, si después de 12 antecedentes la bestia está suelta, no hay teléfono que valga. Sí, ya sé que hay muchas mujeres que no piden ayuda, pero cuando la piden, al menos que les proporcionen algo eficaz, y no órdenes de alejamiento que sirven lo justito ¿no les parece? ¿Cuánta mujer no se atreverá a pedir ayuda después de ver estas cosas?

Para eliminar la violencia contra la mujer en mi opinión, no basta con bonitas palabras, ya saben, educación, marco de valores, comprensión, rehabilitación… No, que me dejen en paz ya con tantas palabritas huecas y tanta gilipollez. Ley dura, durísima. Ley de hierro, ley sin contemplaciones, sin compasión, sin resquicios, sin trampas posibles, sin perdón, sin posibilidad de redención, sin oportunidad de arrepentimiento, sin vuelta atrás. Ah, y sin protección en la cárcel, que algún efecto disuasorio tendrá para el violador saber que en prisión le van a dejar el culo como para que le quepa un buque en llamas.

Me dirán que debería opinar lo mismo de la violencia contra los hombres y no se lo discuto ni medio segundo: para ustedes la perra gorda. Donde yo quiero llegar es que ningún hombre con poder parece interesado en cambiar radicalmente las cosas. Ni ninguna mujer, que ahí están esas 124 diputadas, tan conformes con lo que sucede. O ese 35% en el Parlamento europeo. Pero en fin, es como pedirle peras al olmo…

Mi abuela decía que en España no faltaban cárceles, sino manicomios. Pero cuando pienso en estas cosas, lo que yo creo es que sobran parlamentos.

 

 

16 comentarios en “Violencia contra la mujer

  1. Es terrible. cuando ves casos como el de Torrelaguna y piensas cómo es posible que ese infame ande libre. No lo entiendes, lo raro es que no la haya matado antes.
    Otra cosa que no entiendo es que la gente sabe lo que pasa a su alrededor y no lo denuncia. Luego los ves en la tele diciendo que eso se veía venir porque no era la primera vez que se oían cosas…
    Besazo, gran post.

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  2. Si no fuese porque estoy en contra de la pena de muerte diría que hay que matarlos. Con dolor. Como esto no esposible, modificación del Cp. Cincuenta años, rehabilitación previo arrepentimiento etc…

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  3. Totalmente de acuerdo, (esto ya es norma contigo casi da asco, 🙂 ).
    Por otro lado creo que disté en el clavo, ya que los hombres no toman las decisiones correctas para poner medios y para esta lacra, que cojones hacen «Las Políticas» que no dan fuerte batalla en los parlamentos, sin ideologías que las separe, ¿o algunas están ahí como meros floreros?

    Un abrazo,

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  4. Totalmente de acuerdo. Como siempre hay que ir caso por caso. Es muy difícil opinar sin conocer todos los datos. Yo, que he llevado y llevo varios asuntos de violencia de género a través del Turno de Oficio, me he encontrado con cada historia … No es una conclusión, pero decir también que hay mujeres con una facilidad para denunciar impresionante. Y, después, cuando se dan cuenta de la que han liado, intentan arreglarlo «retirando» la denuncia y solicitando el archivo de la causa, cosa imposible por el tipo de delito

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    • Ese es otro asunto, el de la denuncia falsa, o el de tratar de acelerar el divorcio mediante denuncias que no son. Y ahí también debería haber mano dura, porque hacen mucho daño a los que vienen detrás. Pero creo que es otro asunto.

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  5. Y para terminar de rematar ¿sabes lo peor? que luego algún caso de esos, que por desgracia también los hay, en que la mujer denuncia malos tratos sin ser ciertos, de repente sobre ese pobre hombre cae todo el peso de la ley y le desgracian la vida, el caso es no aplicar bien las leyes y terminar metiendo la pata en ambos casos, no aciertan ni por exceso de celo ni por defecto.
    En éste y en muchos otros casos Ley de hierro, pero además utilizando el sentido común, me escandaliza que un fiscal pueda solicitar 7 años y medio a alguien por contaminación acústica tocando el piano, aunque se quede en eso, en el derecho de solicitarlo nada más, porque que un juez lo conceda ya sería la leche, y luego Undargarín tenga la opción de poder negociar no ir a juicio y que le caigan dos años para no entrar en prisión. Puedo seguir con los etarras y violadores por las calles, envían al violador del ascensor a la calle, eso sí, con vigilancia policial porque no se fían de él ¿Pero ésto que es?
    Y un tipo con 12 denuncias por malos tratos a sus espaldas tan pancho por la calle, si es la crónica de una muerte anunciada joder! ¿Que esperan? ¿Que el potencial asesino antes de cometer la barbaridad se cuelgue un letrero al cuello que diga – ojito! que voy a matar a mi mujer – ?
    Es todo un sinsentido.
    No obstante creo que es muy importante también la educación, y no sólo a los hombres, sino a las mujeres, para que sepan identificar y ninguna jamás permita ni admita, ni acepte el primer paso, la primera señal de lo que puede llegar a convertirse más tarde en maltrato, sin el perfil de la maltratada dificilmente podría existir el del maltratador

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    • Lo de las denuncias falsas ya lo apunta Pater arriba, y yo creo que es otro asunto que debería estar muy vigilado y muy penado.

      Lo de las condenas es un sindios, aunque es verdad que nos enteramos por lo general de los casos completamente desquiciados. Al final, lo que hay es un mal ejemplo, y una desorientación completa de la sociedad (equiparar tocar el piano con una violación, tú me dirás…)

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  6. Jo, después de lo que dice Inmagina, cualquiera añade algo. Estoy muy de acuerdo tanto con ella como con paterfamilias, yo conozco a uno que sufrió las consecuencias de una denuncia falsa.
    Pero quiero decir que me ha gustado mucho el post, el tono de que no haya concesiones.
    Me preocupa también que persiste en muchos sitios el tono compresivo con el maltratador. Yo tengo un recuerdo de oir cómo una pariente mía, de una generación anterior, justificaba que una bestia parda matara -quemando viva- a su ex, por el hecho de que la muerta había ido a un programa de tv a contar cómo la había vejado toda la vida. Lo peor fue la frase que usó, le dijo a su marido «¿Pero qué queremos las mujeres!, le provocó». Es una mujer culta, sensata pero tiene esa mentalidad de «ella lo provocó», cosa de la que no es muy consciente.

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  7. A mí esas palabras bonitas me sacan de quicio, Carmen. Hacen falta medidas más contundentes.

    Animan a denunciar, pero tampoco proporcionan a las mujeres un medio de subsistencia, un lugar donde habitar. Como mucho, las permiten vivir en un albergue durante quince días. Una mujer maltratada es más miedosa e insegura y la idea de no tener dónde caerse muerta no la seducirá a denunciar.

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