Dice mi amiga MeripeinsP que hay tres cosas que no se pueden recuperar: La palabra dada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida.
Hoy en día hay una cuarta: el mail enviado.
No sé yo si en términos de dificultad todos los casos son similares, y no sé tampoco si cada persona requiere el mismo esfuerzo para encontrarse delante de estos casos irrecuperables. Quiero decir que a mí me cuesta dar mi palabra, porque luego tiendo a cumplirla – ya se sabe que la credibilidad es como la virginidad, que se pierde sólo una vez – pero si me pusiera a lanzar una flecha, seguro que no saldría disparada, sino que más bien se caería con languidez al suelo, haciendo «pof». O tal vez no haría «pof», pero lo parecería. En cuanto a la oportunidad perdida, es cierto que éstas sólo se reconocen a posteriori, no como las anteriores, para las que existe una conciencia previa, una decisión. También es verdad que el imbécil pierde más oportunidades que el inteligente, y más el envidioso que el generoso. Pero lo normal es que tengas una oportunidad en la mano y o bien porque la dejes escapar, o porque pases de lado, sólo te darás cuenta cuando por fin reconoces la otra alternativa, ese pudo ser y no fue tan fastidioso.
¿Y la cuarta? Pues el mail enviado que ya no tiene remedio puede ser producto de un acto voluntario o de una equivocación. Resulta que tu mejor amigo se llama igual que tu cliente, o tal vez no te has dado cuenta de que ése al que llamas memo estaba en copia y tú clicaste en responder a todos, o quizá no reparas en que al final del mail encadenado hay uno con los precios que no querías mostrar.
De lo que estoy completamente segura es de la diferencia que hay en la frecuencia con la que se presenta lo irrecuperable en tu vida. No te pasas todo el día dando tu palabra, porque entonces ésta pierde su valor. La oportunidad perdida tampoco es muy frecuente, aunque sólo sea porque ni te das cuenta muchas veces de lo que pudo ser. Y sobre la flecha ya me dirán cuándo practican vds con el arco…
¿Pero el mail enviado? ¿¿EL MAIL ENVIADO?? Por Dios, qué pesadilla…
¿Sabes que hay sistemas de mail que puedes programarlos para que se queden en borrador antes de ser enviados por el tiempo que estipules?
Por ejemplo, ocho horas ó media ó un día ó quince minutos, precisamente para eso. Me ha salvado el trasero más de una vez, te lo aseguro. Se te quita el miedo al botón «enviar» 😛
Besazo
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Sí lo sabía. Pero siguen siendo irrecuperables una vez que salen, en esto estamos de acuerdo ¿no?
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Bendito gmail del curro que me deja 30 segundos de margen para recuperar el correo enviado…
Aunque a veces se me pase y acabe respondiendo a un correo llamado «tarded» a quien no debía…y que vio en bandeja de entrada «Re:tarded», al menos el texto del correo era medio razonable.
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Pero si pasan esos 30 segundos de margen, estás igualmente perdida.
Hay cosas terribles con este asunto.
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Ufff, sí. Gracias a Dios me ha pasado poco, pero esa sensación de haber enviado un correo equivocado …
Pues con lo de la flecha lanzada pensaba yo en el enamoramiento. Iluso que es uno
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No, no. Es la flecha de matar. El amor siempre tiene remedio
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Por esa razón tuve que dejar yo un trabajo. Un beso.
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Vaya, pues lo siento.
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sí, esa sensación de ohhhhh noooo, ¿pero cómo pude?, alguna vez me ha pasado, no muchas, porque suelo tener bastante cuidadín antes de darle a enviar mirar y remirar bien el destinatario, pero alguna vez las prisas….
A un compañero de trabajo no se le olvidará jamás el día que decidió enviarme un mail con un chiste un poquito subido de tono (era la primera vez que lo hacía y nunca más lo hizo) y en lugar de enviarmelo a mí se lo envió a la secretaria del Director General con la que compartía nombre. Ninguno de los dos me quiso contar nunca el contenido de aquel mail, pero el pobrecito me consta que lo pasó fatal jejejeje
Besinos
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De esas hay muchas. Creo que se puede desactivar el autorellenado, aunque por otra parte es tan cómodo. Algún precio hay que pagar, supongo.
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No suelo mandar muchos mails, y tampoco a sitios que me puedan comprometer, así que no me he visto en esa situación, pero te aseguro que si tuviera que lanzar la flecha, caería a mis pies con un plof intenso. Entre la poca puntería y los brazos de goma que tengo, me agujerearía un pie, fijo.
Un beso.
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Bueno, la falta de práctica supongo que también ayudará al plof, digo yo. Tampoco hay que flagelarse!
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Ciñéndome al titular de tu post, se me ocurre una quinta cosa irrecuperable.
De hecho tengo un amigo que alguna vez dice: «la confianza es como la virginidad…» Y nunca continua, claro.
5 irrecuperables, 5.
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Sí, hay muchas entonces, pero la credibilidad, y sobre todo la confianza, sólo se pierde una vez. La mentira sin embargo tiende a olvidarse. Sí, debería hablar alguna vez de esto.
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