No había leído yo nada de Rafael Chirbes. A través de una encuesta entre personajes españoles de la cultura, ABC hizo una lista de las 10 mejores novelas del siglo XXI (queda mucho siglo todavía, pero algún motivo tenían que encontrar para hacer una lista), y Crematorio aparecía la segunda, por detrás de La fiesta del Chivo y por delante de Tu rostro mañana, para mi gusto dos novelas formidables, fascinante la primera y de las que te deja sin adjetivos la segunda. Así es que, nada más leer el reportaje, me levanté, busqué en Amazón, y compré la novela. Y ahora siento no tenerla en papel, porque aunque no tengo balda de mis libros preferidos, éste optaría claramente a uno de los huecos.
La novela empieza un poco pastosa, un poco pesada. Tiene unas 20 primeras páginas que son como para tirar el kindle por la ventana (este lector mío corre unos riesgos indecibles). Pero me forcé a seguir, intrigada no por lo que me contaba la novela, sino por lo que me había contado el ABC. Y poco a poco te vas enganchando, te pillas, y te vas dando cuenta de que entre las manos tienes un novelón, un libro maravillosamente escrito, con un estilo seco, sobrio, brutal a veces, a veces a hachazos, con un ir y venir de la segunda a la tercera persona, y luego a la primera, alternando la vida y la voz de cada personaje en cada capítulo, como si se fuera conformando un puzzle mientras te lleva por la historia, por una trama que va del presente hacia atrás y que no acaba de terminar. En el fondo, el levante español del ladrillo y la corrupción, el puterío y la mafia, el crimen disfrazado de posición social, la confrontación entre los principios y el dinero, el destrozo de una sociedad que no tiene ni escrúpulos ni compasión. Un novelón, pero sobre todo, una crónica social que a veces deprime y otras enfurece, porque no cuenta más que una realidad novelada.
Lo que yo no sabía es que habían hecho una serie de televisión con esta novela. No la he visto, y dudo mucho de que se pueda captar la dureza de la narración y su desolación, aparte de que haber hecho ese guión tiene su aquel y no veo yo a las televisiones con muchas ganas de andarse con matices. Yo, por mi parte, recomiendo leer el libro. No está por delante de Tu rostro mañana (por delante de Tu rostro mañana no hay nada ¡y nos dejamos de tonterías!), pero es una gran novela, eso desde luego. Léanlo.