Vengo en el coche oyendo en la radio a un señor al que han preguntado por qué las cebras tienen rayas. Antes de qué él empiece a contar todas las teorías que hay sobre esta interesante cuestión, me asalta una duda: ¿las rayas de las cebras son negras o blancas? Rápidamente, como si me leyera el pensamiento, el hombre explica que las cebras son negras en la tripa de su madre, y luego empiezan a salirles las rayas blancas. Y lo dice así, de pasada, como si se tratara de algo que sabe todo el mundo, incluso que yo lo sé, aunque yo no lo sé, o no lo sabía, porque ahora que lo ha dicho ya lo sé, y es así como únicamente se entiende que lo haya dicho así, de pasada. ¿Me siguen? Son ustedes terriblemente listos.
Así es que recuerdo más o menos tres de las teorías sobre las rayas de las cebras. Digo más o menos porque cuando se va en el coche la atención está en muchas cosas distintas, ya saben, el volante, los otros coches, los radares, los pasos de cebra, con sus peatones temblorosos a los lados. En fin, la primera de las teorías es la que dice que son una defensa contra los tábanos, que se marean y no se acercan mucho o, al menos, no se quedan lo suficiente como para molestar demasiado. Otra teoría dice que es para defenderse de los depredadores, que cuando las ven en grupo se marean. Y la tercera que medio recuerdo tiene tambien que ver con agresiones de otros bichos y con mareos disuasorios.
La cuestión, sin embargo, no es cuál de todas las teorías es la buena. La cuestión es por qué, si llevar rayas supone un escudo tan eficaz contra la agresión de otros bichos (un mundo cruel, ya saben), por qué, me pregunto yo, sólo las cebras tienen rayas, y no todos los animales. Por ejemplo, ese antílope de la 2, que siempre corre despavorido, unas veces delante de una leona y otras perseguido por un hambriento tigre. Si tuviera unas cuantas rayas se ahorraría muchos sofocones, desde luego.
Me dirán ustedes que si todos los animalitos de la sabana tuvieran rayas, entonces su efecto disuasorio desaparecería. Probablemente, pero el mareo sería realmente atroz. Y en este caso, el antílope correría haciendo eses, igual que la leona o que el hambriento tigre. Figúrense el espectáculo.
En fin, yo sigo sin saber por qué las cebras tienen rayas, pero a cambio puedo argumentar por qué los documentales de animales son relegados a la 2 de Televisión Española. Menos da una piedra.