Cómo escribo en el blog

DSC_0027 recortadaSupongo que este es el tipo de post que yo llamo ombligueros que sólo interesan a aquellos que tienen un blog. O ni siquiera. A mí este tipo de post me gustan mucho, porque me comparo y me hacen pensar cómo hago yo, si igual o parecido, o ni lo uno ni lo otro.

Mucha gente me dice que encuentra dificilísimo esto de escribir casi cada día. No lo veo yo tan complicado, la verdad. Al final, es una gimnasia como otra cualquiera, el truco está en acostumbrarse. Bueno, y te tiene que gustar. Sí es verdad que hay días que no sale nada, que no sabes sobre qué escribir. Yo escribo por la tarde, cuando vuelvo de la oficina, y le dedico una hora, más o menos. Así es que si de vuelta en el coche comprendo que no tengo nada para escribir, ya sé que no hay remedio y que ese día no habrá post. Porque las veces que me he forzado, he tardado demasiado tiempo, y no es nada divertido. Y es que no es sólo la idea, o el tema, sino cómo abordarlo y qué decir sobre ello lo que da forma a un post. Y no es lo mismo.

Escribo directamente sobre el programa, no suelo pasar por un procesador de textos a no ser que la idea sea muy confusa, o si sé de antemano que tendré que corregir y mover mucho el texto. Tampoco suelo hacer esquemas previos, ni ordeno antes lo que voy a escribir. Puede suceder, pero no es lo normal. Muy raras veces transcribo al blog lo que escribo a mano, porque no suele ser asunto del blog, pero tengo que decir que las pocas veces que lo he hecho, me ha sentado de maravilla.

Escribir es muy divertido cuando el texto sale solo, cuando casi no tienes que pensar, cuando no paras ni para releer el párrafo anterior. Es lo divertido y es cuando mejor salen los post. Y le das a publicar y te dices: “qué chulo esto que acabo de escribir”. Pero esto no siempre es así, y a veces escribes, y borras, y reescribes, y reorganizas, y tachas, y cambias, y te das cuenta de que la idea no sale, o que son demasiadas ideas, y notas cómo estás forzando el post, cómo lo retuerces, cómo vas y vienes sobre lo mismo, sobre lo anterior, sobre lo que debe venir después, cómo para expresar una cosa no acabas de decidir la mejor forma, y cómo acabas tirando de oficio o de técnica, sin tener ni oficio ni técnica. Y le das a publicar y te dices: “vaya truño”.

Y ahora, después de esto que he escrito, me levantaré, me iré a sacar a Curra, y buscaré la inspiración para el post de mañana que tengo que escribir hoy para dejarlo programado para las 8 en punto. Sí, el post del Club de Lectura, un post para el que necesito encontrar la forma, el tono y hasta el hilo conductor. Y a ver qué sale.