Irse a China

Me gusta mucho viajar, he tenido la oportunidad y me lo he podido permitir, así es que yo diría que conozco bastantes sitios. Un primer recuento me lleva a decir que he estado en 35 países, descontando España y estoy segura de que habré olvidado alguno, pero no sé si vale mucho contarlo así. Si vamos a ciudades, ni las cuento, porque me da una pereza infinita, aparte de que a ver qué hago con Islandia: me recorrí la isla entera y sólo se puede hablar, en propiedad, de  una ciudad. Y luego que no siempre la lista se hace con países: en ocasiones son islas, o puntos concretos del mapa. Así es que yo prefiero decir que he estado en muchos lugares y que conozco muchos sitios, en el entendido de que ir a Estados Unidos e ir a Nueva York cuenta como dos viajes distintos y que ir a Argel no es «ir a Africa».

Hay una cosa que me molesta casi tanto como que me digan que tengo los ojos azules, y es que en cualquier conversación sobre viajes, siempre hay alguien alrededor de la mesa que saca a colación justamente ese sitio en el que no has estado y te dicen «¿Cómo? ¿No has estado en xxx? ¡Con todo lo que has viajado y no has estado allí! ¡Huy, pues es maravilloso, verás…» Y te empiezan a hablar de ese sitio en el que si no has estado es porque no lo has considerado prioritario, y lo dices: «no he estado en xxx porque nunca me ha interesado una mierda», pero da igual: te cuentan con pelos y señales todo sobre ese sitio que no te produce el menor interés, intentas cambiar de lugar, intentas hablar de otro sitio, pero la conversación se queda enganchada ahí, en ese sitio que, vaya por dios, no has tenido el gusto de visitar. Durante mucho tiempo me pasaba con con Estambul. Estambul por aquí, Estambul por allá, qué pesadez, parecía que regalaban los viajes a Estambul en los bollycaos. Allí había estado quizá no todo el mundo, pero sí el que menos comía y más hablaba en la cena, hasta que ya, por fin, fui de una puñetera vez al puñetero Estambul, y pude quitármelo de encima. Y por cierto, que ahora es un sitio del que no tengo que hablar nunca, Estambul ya no sale nunca en ninguna conversación… Me pasa mucho con Escocia también, y no consigo engañar a nadie para ir. Es normal: ya ha estado allí todo el mundo. Aunque en el caso de Escocia consigo zafarme («Tengo entendido que se parece a Islandia, aunque sin géiseres y con menos calamidades») por lo general no sirve de mucho, y puedo decir que ya conozco Edimburgo, Inverness, el festival de verano, las Highlands y las brumas y las carreterillas como si hubiera nacido allí.

Este año quiero irme a China, otro de los destinos que estoy deseando quitarme de encima. Aparte de que se trata de un destino de lo más eficiente: Como dice mi amiga Merche, pones un pie en Pekin y tachas la mitad del mapamundi. Mira, en eso rivaliza con Moscú y con Montreal… En el caso de China, no es que tenga un interés especial, ya saben que a mí lo chino no me atrae mucho, aparte de que esa estética con tanto dragón rojo me asusta un poco. Pero creo que es un sitio que hay que conocer, es un país al que hay que ir y que no hay que tardar mucho, porque dentro de poco harán adosados aprovechando la Gran Muralla. Claro que lo llevo pensando toda la vida, pero siempre lo he dejado pasar, siempre había algo mejor, y ahora tengo la sensación de que ya voy tarde. Y por cierto que me está costando la vida cerrar el viaje. Lío con las fechas, lío con el trayecto, lío con los precios, lío con las agencias, lío con los vuelos. Todo son líos, que es algo que me parece muy chino.

No, Curra no viene. Con el lomo que tiene, lo mismo la echan a la cazuela y me la ponen en el plato laqueada…No, de ninguna manera.