Una madre sin superpoderes

Una madre sin superpoderesYo me figuro que todos los que me leéis conocéis de sobra el blog de Molinos. También muchísimos de los que no me léeis conocéis de sobra el blog de Molinos, por supuesto, y por cierto que dado que no me leéis a mí, no sé muy bien qué hago dirigiéndome a vosotros. Y podría parecer que no sé ni por dónde voy si no fuera porque los que sí me leéis ya estáis suficientemente habituados a estos principios de post tan absurdos que suelo hacer y que sólo me sirven para poder entrar en materia. Que es lo que me dispongo a hacer en cuando acabe este párrafo.

Resulta que Molinos ha escrito un libro. Cuando lo dijo en su blog, tuve dos reacciones enfrentadas. Por un lado, me pareció formidable, algo que tiene mucho mérito según lo entiendo yo. En general, escribir un libro me parece algo colosal. Pero es que además yo tengo la teoría de que los blogs son hoy lo que eran los baretos en donde tocaban música grupos de amigos en la época de la Movida: unos lugares donde se aloja mucho talento y en los que, para destacar, tienes que tener mucha calidad. Algo que no necesita el que dispone de un buen padrino o de una plataforma específica como puede ser un periódico, en donde abunda la mediocridad. Dicho de otro modo: entre el libro de Ana Ribera y el de cualquier periodista sobradamente publicitado, no se dejen engañar y lean el de Ana Ribera, que tiene frescura, contundencia y mucho mejor estilo que tantos tecleadores profesionales. Pero ésta era la parte buena de la reacción enfrentada. La parte menos buena es que, jolines, ya es mala suerte que con la cantidad que temas que toca esta mujer en su blog, me saca un libro sobre lo único que NO leo de su blog: los maternitys.

En efecto, los Maternitys no los leía. Saltaba uno en el reader y daba a borrar, sin compasión. No me interesa la maternidad, ni todo lo que rodea a la maternidad. En cuanto a los niños, si están bien educados y no son la réplica de un padre imbécil, me parecen un encanto y unos seres entrañables y realmente divertidos, muy especialmente en determinadas edades. Ahora bien: los temas, y no digamos las conversaciones, que yo llamo «de madres» me resultan aburridísimas, y son problemas y dificultades por las que no siento la menor curiosidad. Tal vez si hubiera leído un par de esos post hubiera leído todos. Y mira, después de todo, ha sido mejor para mí: he descubierto el libro desde cero.

Ana Ribera se declara una madre «desnaturalizada», y a partir de ahí nos cuenta su experiencia como madre, su relación con sus hijas, y la transformación de una placentera vida de casada en una jinkana permanente. El libro está organizado en capitulos cortos, del tamaño de un post. Y luego yo los clasificaría en tres grupos de temas que van salteándose: aquellos en los que comparte su forma de pensar, los de anécdotas y los de consejos. Entre los de anécdotas hay de todo, pero en general son muy divertidos y hay algunos realmente descacharrantes. Yo soy muy risueña leyendo, pero que me tenga que quitar las gafas tiene mucho mérito. Entre los de consejos, pues hay de todo, algunos de mucha utilidad (supongo) y otros que son un escondite de recuerdos para todos los que hayamos sido educados con normalidad. O sea, educados simplemente. Y finalmente, para mí los más interesantes son aquellos en los que Ana Ribera nos cuenta, con tanta gracia como sentido común, lo que ella piensa de la educación de los hijos, de la responsabilidad y tarea de los padres y de la cantidad de tontería que circula por el mundo. Cuando se ve tanto monstruo gritón y molesto, tanto padre imbécil y tanta madre plasta, leer libros así te hacen respirar de alivio.

Alguna vez, en alguna conversación con amigos sobre la educación de los niños, yo me he tenido que enfrentar a esa frase que parece que cierra cualquier discusión: «claro, para ti es muy fácil hablar porque no tienes hijos». Yo suelo reabrir el debate con otra frase: «No, no, cualquier imbécil puede tener un hijo. Y luego los tengo que educar yo cuando me los encuentro en el trabajo», o a veces digo «yo no tengo hijos pero tengo sentido común», que también, reconózcanlo, está muy bien. Ahora les ofreceré amablemente el libro de Ana Ribera que está más documentado, es más explícito y, sobre todo, está perfectamente legitimado por dos pequeñas princesas.

Vale la pena leer este libro, que es muy ameno también para mí, que ni tengo hijos ni me ha interesado nunca tenerlos. O sea que, parafreseando a Ana Ribera, yo soy una «mujer desnaturalizada», si bien la consideración social de las mujeres como yo tiene otro porte mucho más canalla, aunque de eso ya me entretendré en hablarles otro día.

24 comentarios en “Una madre sin superpoderes

    • Muchas gracias. Sobre todo, que decir que hay niños insoportables (y por qué) y señalar exactamente a los responsables del desastre no es lo mismo que lo diga alguien que los tiene y alguien que no.

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  1. La única razón seria por la que hay todos esos mecanismos en torno a los hijos (al margen de la gracia innegable de casi todos los niños a alguna edad), es la de que la calidad debe salir de la cantidad.
    Si ese de los hijos le resulta a uno tema mal resuelto en estos tiempos, probablemente tenga que ver con el hecho de la crisis que tanto afecta a esa parcela social y a que, en los nuevos tiempos, tendrá un cambio biológico bastante considerable que aún no se vislumbra pero desasosiega.
    Si, enfín, se afronta el tema con curiosidad genuina, afecto sincero y talante deportivo, se le acoge – como haces tú – en cualquier varilla del abanico, que ya irá saltando de una a otra, a tenor del afán con que discurra cada día, pues cuando no se observa el dibujo que lo adorna es que hay que moverlo por renovar el aire. Escribir es una cuestión de gracia y tú la tienes.

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    • Bueno, bueno, yo no sé si la crisis tiene algo que ver, porque cuando digo que luego a los borricos me los encuentro en el trabajo, esos borricos tienen ya unas edades para haberse criado sin crisis.

      Pienso que hay quien deposita niños en el mundo y como son suyos hacen lo que quieren (que me parece muy bien), pero luego esos niños quedan sueltos en la sociedad, y ahí ya nos los encontramos todos.

      Me gusta mucho la imagen del abanico, muy bonita.

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  2. Mil gracias por esta reseña Carmen, que además me hace mucha ilusión viniendo de alguien que no habia leido los posts porque le interesaban cero…que sería probablemente lo que me pasaría a mí si no lo hubiera escrito yo. Me encanta que te hayas tenido que quitar las gafas para reírte a gusto.

    Mil gracias y un beso!!

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    • En primer lugar, gracias a ti, y gracias por pasarte y comentar. No haber leído esos post ha tenido sin embargo como digo una ventaja, y es que he descubierto el libro. Que hay madres que piensan como tú (y más de las que parece – o quizá es que me rodeo de ese tipo de madres no plastas) ya lo sabía, pero verlo escrito con esa contundencia y con gracia está muy bien.

      Ah, y partir de ahora, cuando entre en un cine y vaya a sentarme en una de esas butacas asesinas, ¡me acordaré de tus princezas!

      Enhorabuena. ¡A traspasar fronteras!

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  3. Cómo me veo de reflejada en lo de ‘me resultan aburridísimas, y son problemas y dificultades por las que no siento la menor curiosidad’,’tanto padre imbécil y tanta madres plastas’. Por lo demás el post genial y mucha curiosidad por lo que te entrentedrás en hablarnos otro día.

    Saludos.

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    • Pues es que son cosas que me ponen de muy mal humor y no sé si seré entretenida o furibunda hablando de esas cosas. Los solteros (y para los hombres es peor) seguimos teniendo muchos de los estigmas sociales de hace cinco décadas, y son estigmas que vuelven con mucha fuerza. Es eso, o que yo me estoy volviendo una solterona tiquismiquis, una de dos.

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  4. soy papi (al menos eso me ha dicho mi mujer) soy gruppi de molinos desde hace tiempo, pero ahora q no nos escucha nadie te he de decir q generalmente tambien me saltaba las maternidades.

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  5. Es la primera vez que te comento, y seguro que leeré el libro , pero ya me aventuro a decir que aunque es cierto que cualquier tonto puede tener un hijo y crear un «monstruo gritón», también hay niños idiotas desde que nacen, dejemos algo a los genes.

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    • Gracias, Gus y bienvenido. Qué duda cabe que los genes tienen algo que ver. Pero a cada cual, lo suyo. Harás bien en leer el libro: matiza muchísimo más el sentido de mi post que, naturalmente, barre para (mi) casa.

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  6. A mí Molinos me tiene robado el corazón desde que abrí el blog y empecé a leer otros, la descubrí al principio, y me entusiasma leerla, y no me pierdo los «Maternity» con sus princezas ni nada de lo que publica, quizás los post de adoración al Boss, porque yo no lo adoro demasiado, así que como soy muy fan pues imagino que el libro debe de ser estupendo.

    Tu comparación de los blogs con los grupos de la movida tocando por los garitos me ha parecido genial, Carmen, muy buena.

    Besitos

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    • En los otros blogs del Club de Lectura (la casa de Blasco, lo que pasa en mi cabeza y La originalidad perdida) hay otras reseñas del libro. En todos esos casos, ya habían leído los post, como tú, y eran fans de los maternitys, como tú. Creo que allí puedes entonces hacerte una idea más cabal de lo que te parecerá el libro. Pero vamos, muy recomendable: es Molinos, nada que descubrir.

      Lo de los garitos lo tengo que desarrollar. Es una teoría de la que cada vez me convenzo más.

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