Tengo el corazón destrozado. Mi Real Madrid ha quedado eliminado en semifinales de la Copa de Europa, ese campeonato que nosotros llamamos con algún ordinal; no ganará la liga salvo que el Barcelona se vuelva loco (y locos no son; otras cosas puede, pero locos no); y está por ver que el Atleti de mis amores no se lleve la Copa del Rey, que no es que sea una copa menor, pero ya nos vale ponernos a ganarlas cuando la monarquía se está yendo a hacer puñetas.
¿Y Mou? Pues yo critiqué mucho a Mou cuando llegó, ésta es la verdad. No me gustaba ese aire de estar todo el tiempo penando por un incómodo helicobácter sin diagnosticar. Y que era muy egocéntrico, apenas se veía a los jugadores, acostumbrados como estábamos a… ¿Quién estaba antes, que no me acuerdo? Y ésa es la cuestión, y no otra. Esa es la cuestión.
Verán, el entrenador del Madrid será criticado aunque pongan a la Madre Teresa de Calcuta, algo imposible en primer lugar porque ha fallecido y luego porque se dedicaba a otros menesteres mucho más útiles para la Humanidad. El banquillo del Madrid es un pimpampún en el que el que está tiene que ganar todos los títulos, a todos los equipos, todos los partidos, y además jugar precioso, metiendo miles de goles y sin que le cuelen ninguno. Y aun así, le criticarán, por voraz o por carecer de emoción. Cualquier nimiedad del Real Madrid abre siempre los deportes en todas las cadenas, por delante del mejor gol de la jornada y antes de la glosa de la consecución de un título por otro equipo. El Madrid mueve muchos millones pero no sólo en las cuentas del club, sino, y sobre todo, en las cuentas de muchos periódicos, radios y televisiones. Del Madrid, casi más de sus derrotas que de sus victorias, depende el sueldo de muchos periodistas, desde los payasos del Punto Pelota a los contrapayasos del Marca. El Madrid es un equipo que más que envidias, genera una extraña desesperación, no sé, algo distópico, porque lo que tiene ya será siempre inalcanzable en el tiempo, y eso, no es que no se lo puedan arrebatar, es que no lo puede perder aunque quiera. Y luego que todo el mundo opina del Madrid, que para eso es más que la selección. Y hasta que la prima de riesgo.
Los grandes clubes necesitan a los grandes personajes, gente que marque una época. Barcelona tuvo su Guardiola, otro gran personaje, aunque Guardiola tocaba con otro instrumento. Digamos que los crótalos, por la subtilité del sonido y por el juego que da el que sean dos y que tengan un nombre que merodea el escroto. Se ponía su zamarra de oveja cool, progresista y amigo de los pobres, y entre eso y que venía de un país pequeñito, hasta al más cuerdo se le ponía cara de gilipuertas y empezaba a decir pamplinas. Mou es otra cosa. Mou es más de tirar los crótalos a la cabeza del pianista y empezar él a aporrear la batería. Mou es un tipo que para empezar dice lo que le sale de los huevos, y además le importa un huevo. Con su yema y con su clara: un huevo. Blanco, por supuesto. Y que si tiene que decir hoy lo contrario que decía ayer, pues lo dice, porque en fútbol el que era grande ayer hoy se va arrastrando por el pasto, que diría el otro. Y además, eso lo hacemos todos, porque yo voy mañana y le pongo a caer de un guindo. ¿Y qué? Este es mi blog y digo lo que me da la gana. Pues eso hace Mou: hace y dice lo que le da la gana, sin atender a nada más que a lo que piensa y opina. Si él es el entrenador, manda él, y se ha terminado. Y en eso es igual que Guardiola, que mandaba él y nadie más. Ahí dejo eso. ¿Las formas? Venga hombre, en un país en donde ser moderador de tertulias debería considerarse una profesión de riesgo, nos vamos a poner ahora estupendos…
¿El señorío del Madrid? Ya hablé de eso aquí. El señorío del Madrid es estar siempre insatisfecho. Es decir cosas como las que ya no se oyen, por incorrectas. Es ser un muy chulo, y muy arrogante. Ser del Madrid es fastidiar mucho a los demás, y que además no te importe. Y eso lo ha entendido Mou como nadie, al menos en esto me darán la razón.
Sí, Mou no ha ganado la Décima (yo el otro día bromeaba diciendo que le habían pedido una décima, no diez semis). Como tantos entrenadores que han pasado por el Madrid, que no la ganaron ni aquí ni allá. Y que siguen sin ganarla. Yo tengo cosas para criticarle, claro que sí y bastantes, pero aun así prefiero que se quede. Aunque sólo sea por llevar la contraria a mi cuñado, que dice que Arbeloa cuando sube, hace cosas extraordinarias (mientras mantenga ese adjetivo, le daré un poquito la razón). Y porque del mismo modo que mi padre siempre estaba en contra del alcalde, yo siempre estoy en contra de Sergio Sauca. Yo creo que debería darse otra oportunidad, aunque sólo sea para ver cómo el progre-periodismo le hace una glosa de amor que se confunda con un relato de porno.
Dice que no ha tomado una decisión, y a mí me gustaría que deshojara ya la margarita, porque en vez de pétalos parece que tiene almas en un purgatorio. Pero me da que Mourinho se irá. Y me temo que entonces el Madrid será, de nuevo, una vieja gloria…