El despertador de La despedida

– En este país la gente no aprecia la mañana. Se despiertan por la fuerza, con la ayuda del despertador, que destruye el sueño como el golpe de un hacha, y se entregan repentinamente a una lastimosa prisa. ¡Ya me dirá usted qué clase de día es el que empieza con semejante acto de violencia! ¡Qué puede pasarle a la gente cuando recibe diariamente, con la ayuda del despertador, un pequeño shock eléctrico! Diariamente tienen que acostumbrarse a la violencia y desacostumbrarse al goce. Créame, lo que decide el carácter de la gente son las mañanas.»

 

Milan Kundera, La despedida