Si esto es el hombre, de Primo Levi

si esto es un hombre unmundoparacurraTerminé ayer «Si esto es un hombre», de Primo Levi.  Este es un libro que mencionó Livia en su post sobre el Imperio del Sol hace un par de semanas. Livia tiene buen gusto para los libros, pero sobre todo tiene muy buen gusto escribiendo reseñas, siempre precisas, concretas, ordenadas y muy bien compuestas. Y muy bien escritas, es un verdadero placer leerla. Toda esta introducción «ditirámbica», que me da un poco de apuro, es para que se enteren vds, oigan, y también para agradecerle la mención sobre el libro, que me ha permitido pasar unos días leyendo un muy buen libro.

El libro narra en primera persona el internamiento del autor en Auschwitz, y es un relato conmovedor de la degradación del hombre por el hombre. No es fácil mantener la presencia de ánimo, ni las ganas de seguir leyendo, con libros tan duros entre las manos. Porque aunque las terribles vivencias de los prisioneros de los campos de concentración alemanes sean episodios conocidos, no dejan por ello de ser menos espeluznantes cada vez que se recuerdan.  Y esta es la cuestión. En una crónica periodística, en un relato lineal y descriptivo de las condiciones de vida de esos hombres, sólo queda espacio para el horror. En el relato de Levi también hay sitio para la compasión, para la reflexión, para la profunda pena. No hay morbo alguno en este libro, sólo una tremenda tristeza. Livia decía en su referencia del libro «que me hizo llorar océanos de lágrimas, al ver la miseria, el hambre, las largas caminatas, la muerte alrededor del protagonista… sí fui Primo Levi«. Yo no he llorado con este libro, aunque tengo que decir que, con estos temas, sólo me recuerdo llorando amarga y profusamente en un avión con uno de los relatos de Los girasoles ciegos, en los que se narra la muerte de un recién nacido en los brazos de su padre, que huye de la guerra. Pero sí he tenido el corazón encogido, y la tremenda sensación de estar allí con él sintiendo el hambre, el frío y el dolor del trabajo, y no sólo porque sea un libro escrito en primera persona, sino por cómo está escrito y por el enfoque que el autor da al relato. Porque además de darnos su testimonio, el autor nos regala el mérito de la obra literaria.

Primo Levi nos explica cómo el hombre es destruído de manera implacable en los campos alemanes. Cómo se acaba con todo acto de generosidad, de compasión, de rebeldía, de dignidad, cómo se les animaliza y sólo unos pocos son conscientes de ello. Y, aun siéndolo, sucumben a la animalidad como garantía de supervivencia. Cómo hasta las palabras pierden su significado conocido.

Del mismo modo que nuestra hambre no es la sensación de quien ha perdido una comida, así nuestro modo de tener frío exigiría un nombre particular. Decimos ‘hambre’, decimos ‘cansancio’, ‘miedo’ y ‘dolor’, decimos ‘invierno’, y son otras cosas. Son palabras libres, creadas y empleadas por hombres libres que vivían, gozando y sufriendo, en sus casas. Si el Lager hubiese durado más, un nuevo lenguaje áspero habría nacido; y se siente necesidad de él para explicar lo que es trabajar todo el día al viento, bajo cero, no llevando encima más que la camisa, los calzoncillos, la chaqueta y unos calzones de tela, y, en el cuerpo, debilidad y hambre y conciencia del fin que se acerca.»