Pasado mañana se celebra la Navidad. Y más allá de esto, lo que se conmemora es el nacimiento de Jesús.
Nos entretenemos en discutir si nació un 25 de diciembre (hoy sabemos que no), o en saber cuál era el año exacto. Incluso hay algunos que se entretienen en debatir sobre su existencia, incluso como figura histórica, incluso como hombre. Libros se han escrito que quieren demostrar, a la luz de la ciencia, los milagros que luego nos contaron los evangelistas, para que nos podamos avenir a razones. Hay gente para todo. Y sin embargo, yo creo que sólo de cuando en cuando nos fijamos en lo fundamental, que es su mensaje. Dos mil años después, sus ideas de de paz y amor entre los hombres de buena voluntad , de fraternidad, de nuestro derecho a ser profundamente libres, de justicia y conocimiento de la verdad, todas esas ideas son imbatibles. Unas ideas top, vaya.
Si nos olvidamos por un momento de lo que pensamos de la Iglesia o de la doctrina religiosa (con la urticaria que provoca en algunos), el mensaje de Jesús es revolucionario. Lo más asombroso de este mensaje es que se enunció hace dos mil años, cuando la sociedad era brutal y no solo en Palestina, cuando las costumbres despreciaban a los seres humanos y se producían episodios que hoy nos horrorizan y que en nuestra sociedad serían impensables. Quiero decir que la perspectiva del tiempo es engañosa y no se pueden juzgar con los ojos de hoy, con nuestra mentalidad de hoy, los sucesos de hace siglos, porque las mentalidades eran diferentes. Pues bien: en aquella época bestial, un hombre fue capaz de echar a los mercaderes de un templo, de defender a una mujer ante una lapidación, de dejarse lavar los pies por una prostituta, de pedirnos que nos amáramos los unos a los otros por encima de cualquier consideración de clase, origen, raza o creencias. O sea, lo que hoy vendría a ser un tolerante, en el lenguaje éste de los periódicos. Dos mil años después, las ideas de Jesús de Nazareth me parecen de lo más modernas.
El mensaje desnudo de Jesús es el verdadero milagro y no su Resurrección, dicho sea con el mayor de mis respetos y consciente de lo que significa. Hoy lo podría suscribir cualquiera que soñara con un mundo más justo, más compasivo, más solidario. Con un mundo en el que, en verdad, decidiéramos amarnos los unos a los otros. Y ese es el hombre cuyo nacimiento se conmemora el día 25. Lo del pavo forma parte de la guarnición…