La piel del mono y de la mona

Calorin unmundoparacurra

Miren esta foto de arriba. Es un sarao de tantos que salen en las revistas del cuore. Bueno, en este caso se trata de una gala en la que se recaudaron fondos para la investigación del SIDA, que es una causa muy honorable y que ha conseguido mucha notoriedad y dinero -que era lo que se pretendía – pero no es lo que me interesa ahora mismo resaltar. Digo que miren la foto. ¿No encuentran algo raro?

No, no me refiero a que la pareja de la derecha es un cañón y la de la izquierda es el agujero por donde sale la bala, y tampoco voy a hacer chistes con la corbata de Mr. Bosé, aunque podría especular con la enfermedad que tenía la serpiente antes de que mudara la piel. No. Lo que me llama la atención es la diferencia de temperatura que debe haber entre el centro del photocall y los extremos. Sólo así se explica que ellos no suden o que, alternativamente, la sonrisa de ellas no quede matizada por la piel de pollo que se te pone cuando tienes frío. Y es que siempre me ha intrigado que para la misma temperatura los hombres vayan con camisa de manga larga y chaqueta, y las mujeres con los brazos desnudos sin que a nadie le parezca incongruente. Y no sólo en los saraos de los famosos,  en las películas o en las oficinas en verano. Para un acto muy vestido en pleno invierno, nosotras nos ponemos trajes de palabra de honor (aunque el honor transmute en heroicidad a partir de cierta edad) mientras que ellos llevan camiseta, camisa, corbata y chaqueta.

Yo sé que nosotras no pasamos demasiado frío, salvo el momentito de salir del coche, pero ¿y ellos? En fin, sólo me cabe deducir que los monos deben tener un pelo mucho más calentito que las monas. Y que la antropología podrá explicar el resto.