El viernes pasado recibí, junto con otras tres compañeras, un correo electrónico encantador con el siguiente texto (va maquillado).
Estimadas compañeras,
Soy Penélope Deguisez, del departamento de Comunicación. Como sabéis el próximo año se conmemora el 25 aniversario de la empresa y queremos hacer un calendario especial para 2013 en el que en cada mes se jalonen los hechos más importantes desde el comienzo. Queríamos solicitaros vuestra colaboración para que, puesto que conocéis la empresa desde sus inicios, echarais una ojeada al boceto que os envío para confirmarnos que toda la información recogida es correcta y os animamos a que nos comentéis si hay algún hito importante que no hayamos reflejado en el contenido.
Os agradecemos mucho vuestra inestimable ayuda. ¡¡Lo necesitamos para el martes!!
Saludos,
Os podéis figurar que tardamos medio minuto en iniciar un no menos encantador intercambio de correos entre las cuatro:
– Horror ¡¡¡Somos las abuelas Cebolleta!!
– Yo creo que sois más antiguas que yo. Y más viejas…
– ¡Qué feo!
– Yo no conozco la empresa desde el principio. ¡Sólo llevo 23 años aquí!
– Ese comentario te va a costar caro, querida.
– ¿Feo el qué? ¿Mi comentario o el boceto?
– ¿Os parece que para no volver loca a Penélope nos pongamos de acuerdo en las correcciones?
– ¡Ja! Anda, pero si tú llevas más que el logo, mona.
– ¿Qué quieres decir con que me va a costar caro? ¿No pensarás que os invite al café?
– ¿Cuál de los logos? Porque ya ha dado tiempo a cambiarlo tres veces.
– Tu comentario. Eres una chunga.
– Sí, vamos a ponernos de acuerdo, porque con la edad la memoria igual nos falla. ¡¡Así nos ayudamos entre nosotras!!
– ¿Quedamos a comer el lunes?
– La Deguisez es una inconsciente. Le vamos a dejar el boceto que no va a sentir las piernas.
– Yo lo que diga la mayoría
– ¡Hablad, viejas, hablad !
– Vale, pero yo solo puedo el martes. Si acaso, un café a las 12 el lunes.
– Yo no soy ninguna chunga. Envidia, que soy la más joven
– Querrás decir la más reciente, que no es lo mismo.
– ¿Y si quedamos a comer el lunes?
– Yo el lunes comida. El martes estoy fuera.
– A mí la comida me parece fenomenal, pero podría el martes, el lunes no
– Vale, pues el lunes hablamos para tomar un cafetín por la mañana. A las 10.
– Yo lo llevo impreso en Din A4… por si vais sin gafas…
– ¡Coño, que no puedo!!
– Pues lo cambias, que alguna ventaja te tiene que dar ser una cebolleta. El lunes a las 10, y no se hable más.