Leí ayer un artículo interesante en Expansión, firmado por Fernando del Pino Calvo-Sotelo, que reproduce en su blog y que les dejo enlazado (CLICK). En él se hace una reflexión interesante, como es la dificultad de la economía para medir la realidad, y lo inútil que es obsesionarse en seguir un indicador como el PIB, que es erróneo para medir el estado y evolución de la economía de un país.
Si no lo quieren leer yo se lo resumo. Supuestamente, el PIB mide la riqueza de un país. Supuestamente, porque no tiene en cuenta el endeudamiento, que puede campar a sus anchas. Y por otra parte, dentro del indicador vale lo mismo las inversiones de una empresa eficiente que el despilfarro de la administración. Es decir, la construcción de aeropuertos peatonales entra en el cálculo del PIB, y nos hace más ricos. El Plan E nos hizo más ricos, y una guerra es pelotuda para tener una excusa para reconstruir todo el país, con lo cual, la guerra nos enriquece a todos. Y el año pasado nos hablaban de la intención del INE (y de Eurostat) para incluir dentro de la contabilidad nacional la prostitución y el tráfico de drogas, para mejorar el indicador. Para corroborar la lejanía del indicador con la economía real, el autor pone este párrafo estremecedor:
Por ejemplo, desde el 2008 el PIB español sólo ha caído en total un 5% acumulativo. Sin embargo, en el mismo período de tiempo, tanto la producción industrial como las ventas al por menor han caído cerca del 30%, el paro ha pasado del 8% al 26%, la vivienda ha sufrido un colapso «oficial» del 25% y real de quizá el 40%, la deuda pública ha pasado del 36% al 90%, el sistema financiero está prácticamente quebrado… ¿Y el PIB sólo ha caído un 5%?
Hace unas semanas empecé a leer “Crear capacidades”, un libro de Martha C. Nussbaum, premio Príncipe de Asturias de Ciencias sociales 2012. Y el libro empezaba con una reflexión parecida, aunque después se desviaba a otros asuntos. Nussbaum nos habla del error que supone seguir un modelo de pensamiento según el cual el PIB es el único indicador macroeconómico de progreso de un país. China crece un 7%, y sin embargo allí no hay libertades públicas. India crece a unos niveles parecidos, y es un país que esconde enormes desigualdades. El PIB per cápita de Qatar triplica al de España, pero una mujer allí es un bicho, mientras que aquí la más pobre de las mujeres no teme que la pegue un guardia por entrar sola en un bar. Sin embargo, el FMI, el Banco Mundial, los organismos que crean y deciden políticas de desarrollo para los países, siguen el enfoque del PIB como medidor de desarrollo, cuando es un indicador desde luego insuficiente, cuando no muy mentiroso.
¿Por qué les cuento todo esto? Pues porque tengo una buena y una mala noticia. La buena es que no hace falta esperar a crecer un 2% para empezar a crear empleo. Y la mala es que se puede crecer un 2% y no crear empleo en absoluto. Así es que esto es como lo de la prima: constaten que no les afecta. Llegados a este punto, propongo usar el PIB para describir el estado de la economía manejándolo como una onomatopeya. Así, Pib-Pib-Pib muy rápido es que va super bien. Pib….Pib muy lento y lánguido es para una economía al ralentí.
Y para el caso de España, podemos hacer un prolongado Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiib, que se ajusta perfectamente a este primer aniversario rajoniano.