Tiempo de trabajo

– No, si el proyecto tiene todo el sentido, y además yo pienso sinceramente que tiene utilidad hacer esto. No todos los años, pero sí cada tres o cuatro. Lo que pasa es que creo que se debe considerar la etapa en la que estamos, considerar la evolución, la vida pasada, el tiempo anterior. Es la frasecita de «remise à plat» la que me tiene un poco harta, eso de «poner todo a cero». ¿Cómo que a cero? A ver, tú conoces a un chico cuando tienes, no sé, 20 años. Supón que haces un proyecto. Pues incluyes una serie de cosas, imagínate: casarte, comprar una casa, tener hijos… Pero si haces el mismo ejercicio después de 15 años de matrimonio, no se te ocurre poner entre las tareas elegir traje de novia… No sé, es ese tonillo adanista el que me molesta…

– ¿Tonillo qué?

– Adanista. De Adán… el de Eva… Eso de «antes de mí, la nada».

– Si en el principio era la nada entonces yo diría que el que llegó fue Dios. Si partes de cero, partes de cero…

– Bueno, vale, pues dios. Ese tonillo como si ellos fueran dios y el resto estuviera en la nada. Llegan ellos y crean el mundo en siete días. Bueno, no, en seis, que al séptimo Dios descansó.

– No, no, en siete está bien: las vacaciones hay que considerarlas dentro del tiempo de trabajo.

– ¿Tú estás segura de eso?

– Completamente.

A MS, que me regala post