La vi de reojo, caminando precavida, por la fachada de la casa. Tal vez si no se hubiera movido no la habría visto. Yo estaba a la conversación, una charla tranquila en una noche serena de agosto.
Traté de seguir a lo mío, a lo nuestro, a lo de los humanos. Una copa, un cigarrillo, buena música y una conversación templada con la temperatura y la falta de barullo. Pero allí estaba, dispuesta a colarse en una casa, a trepar por una cañería, a llegar a una habitación y esconderse entre unas sábanas, a clavar su colmillo en la piel de un niño, a dejar su ponzoña en la sangre de un anciano, de un enfermo, de un débil, a asustar con su aparición, a sobresaltar con su presencia.
No sé si llegué a decir espera, un momento, perdona, pero va a hacer el mal, no me gusta matar bichos, son animales y dios los ha puesto en la Tierra por algún motivo, pero va a hacer el mal, la Naturaleza es sabia, espera, perdona, un momento, comprendo que tienen que vivir para que otros mueran, que tienen su lugar en el mundo y que por eso lo ocupan, pero va a hacer el mal, si no hoy en un futuro, si no ella sus hijos, y si no sus hijos, los hijos de sus hijos, no importa lo que haga si no lo que puede hacer, y tal vez no haga el mal, pero puede hacer el mal, un momento, espera, perdona.
Me levanté, tiré la araña al suelo y la pisé.
La había visto de reojo, caminando precavida, por la fachada de la casa. De una casa en la que ya no vivía nadie. De una casa deshabitada.
Que bueno. Me ha atrapado el tempo, de lectura.
Si, me ha gustado mucho. Mas te vale que fuera grande y peluda porque el relato tiene tensíon. 😀
Besazo
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Querida Dolega, si hubiera sido grande y peluda (como las que salen en la tele), el cuarto párrafo hubiera sido: » me levanté, cogí el móvil y llamé al 112″. Pero era grandecita, sí, era grandecita.
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Eres una super heroína, con conflictos internos y todo!! 😀
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Huy, y hasta con remordimientos de conciencia. 🙂
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Muy mal. Me solidarizo con los bichitos. Vaya manía les tienes.:) Un beso.
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Sólo acabo con los malvados. A los inofensivos no les hago nada!!
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Jajajaja, tenías un pensamiento fijo, estaba claro que iba a hacer el mal.
Me meo contigo, Carmen.
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Una colega suya me ha dejado esta tarde una pierna llena de picotazos. Hasta seis he contado. Deberían desaparecer de la faz de la tierra (o al menos, de la faz de España).
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¡Madre mía, qué veranito!
Asfalto ven a mi.
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Ya estoy de vuelta. ¡Qué horror de bichos!
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Recibe mi mas ferviente admiración por el coraje demostrado 😉
Fuera de guasa, sinceramente te admiro por crear un relato de misterio y suspense de un hecho cotidiano. A mi no se me hubiese ocurrido, y aunque así hubiese sido seguro que el resultado obtenido no habría sido tan bueno.
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Menos guasa!!
Si te digo la verdad, al final no sé muy bien qué me salió, y no creas que estoy muy contenta. Pero gracias por el piropo, y me alegro mucho de que te haya gustado. 🙂
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