La Eurocopa 2012

Dos días llevo pensando cómo titular este post de forma original y nada, no se me ocurre nada. La Eurocopa empezó ayer, España debuta mañana, y yo todavía sin titular. Así es que quédense con este título soso y vamos allá, que a este paso llegamos a la final y no he escrito nada sobre esto. Lo más probable es que no tengan que soportarlo hasta el 1 de julio, porque lo normal es que España sea eliminada antes de la final. Así ha sido siempre, aunque en el último lustro nos hayan «malacostumbrado».

Yo noto un cierto ambiente de desapego este año, demasiada tranquilidad informativa por el momento. No sé si es efecto de esta crisis tan cansina, que nos tiene a todos entre deprimidos y enfadados, o es que en el fútbol todavía circulamos por la Tierra con ese aire de nuevo rico con ínfulas que nos dan los éxitos de estos últimos años. Pero para mí que falta ilusión, que se nos ha perdido entre tanto ajuste, tanto rescate, tanta intervención y tanto mangoneo.

La primera vez que fui a Marruecos por motivos de trabajo, mi acompañante, un francés tristemente fallecido, me hizo un comentario que me dejó pensativa: este país depende de que llueva, me dijo, ésa es la clave de la prosperidad de la mayoría. Es decir, la economía de las familias dependía del cielo, en el más estricto sentido del término. Cuando España era un país agrícola y no un país de servicios, como ahora, nosotros también dependíamos del cielo. Rajoy les dijo el otro día a los futbolistas que el triunfo en la Eurocopa sería un subidón para los españoles. Es triste decirlo, pero es así. Necesitamos un golpe de alegría, un poco de euforia que nos desembarace de este ambiente enfurruñado y melancólico que nos ha traído no tanto el fondo de la situación como esa política de comunicación tristona y abandonada que no llama a nuestro heroísmo sino a nuestra resignación, que es lo que más les conviene por otra parte. No se trata de abandonarse al nuevo opio, porque las dificultades individuales van a seguir estando ahí cada mañana. Pero como poco podremos evitar que nos aterren y nos amarguen el día dos agencias de calificación, tres políticos verborreicos y cuatro tertulianos ignorantes. Eso es muchísimo. Treinta y tantos años de democracia y aquí andamos, dependiendo poco más que del cielo…

En fin, vamos a divertirnos, que al menos el objetivo de estos chicos por ganar el campeonato coincide con el del resto de españoles. No esperen análisis sesudos sobre el juego ni nada parecido, que ya me conocen. Y menos una crítica a Don Vicente del Bosque, faltaría más. Y si me sirve para que me deje de costar un mundo escribir cuatro párrafos mañana, yo, por lo menos, ya habré ganado algo.