Uno que cuenta

Mi hijo tendría entonces cinco o seis años, un mocoso. Habíamos salido de casa los dos, y nos disponíamos a coger el metro. Entonces me tiró de la manga y me preguntó:

¿Dónde vamos?

A casa de la abuela, le contesté

¿Sólo nosotros?

Sí, sólo nosotros. ¿Te parece que somos pocos?

Sí.

¿Y si viniera papá?

Ah, si viniera papá entonces seríamos muchos.

Diálogo ofrecido por P.P., tomando un café tranquilamente, mientras hablábamos de organización, liderazgo y gregarismo. Las conclusiones las dejo para cuando escriba un libro. Lo que ya no sé es el tema que deberé abordar en el libro…