Y ese Madrid

Después de los dos últimos empates en liga, con el Málaga y el Villareal, empates de último minuto y de falta desgraciada, el Madrid jugó ayer con el Osasuna y ganó por 1-5. El partido del Osasuna era el primero de un campo de minas liguero que le espera al Madrid en las próximas semanas. Pues ahí van cinco goles, veinte minutos para los sobreros, y a esperar al siguiente.

El Osasuna es un equipo de medio pelo, a menudo luchando por la permanencia, que si es duro de roer es porque juega en un patatal donde suele hacer un frío que pela, tiene una afición no muy friendly, y pegan patadas hasta en el cielo de la boca. Y, sobre todo, que se motiva especialmente cuando viene el Madrid.

Pero ¿Cuándo no es fiesta, si viene el Madrid? Tengo por ahí escrito que si eres del Real Madrid ves los mejores partidos de la liga no sólo por cómo juega el Madrid, sino sobre todo por el partidazo que suele hacer el equipo contrario, siempre motivado por ganar a una leyenda, siempre detrás de vencer al mito, siempre queriendo matar al padre. Viendo esos partidos, nunca te explicas que haya tres equipos que bajen a segunda y que sólo cuatro jueguen la Champions…

Así es que yo soy madridista por puro sentido lúdico y también por un cierto regusto por la productividad. Cuando Mourinho acusó a ese petimetre que entrenaba al Sporting de Gijón de haber tirado el partido contra el Barça no iba desencaminado. Pero la respuesta encampanada del aludido fue equivocada. Debió decir » No hay que ser duro con el humilde, que está feo«. Ya sabemos que al Barça hay que darle la pelota para luego poder pedir las sales, por favor, y que se me pase el desmayo. Con el Madrid, sin embargo, cinta al pelo, puñal en la boca, y dientes rechinando. Al final de la película, que sigan preocupados por el descenso y que lo intente el siguiente.

Así es que así seguimos, a 6 puntos, aunque la humildad de los más humildes deje la diferencia en 3 por anticipado. Esos humildes que se extasían en un Milán-Barça, que, aunque Champions, es un partido que no vería yo aunque el único libro que tuviera en casa fuese de Vila-Matas. Esos humildes que, este año, vuelven a jugar con la desventaja de quien no tiene un buen sparring. Y a mí, plin.