La guarra de la paloma

Esta mañana, al salir de casa, me he encontrado con que una paloma ha sufrido un proceso diarréico severo mientras dormitaba, entre retortijones, en lo alto del arbol bajo el cual estaba aparcado mi coche. Mi coche, en vez de azul metalizado, era de un marrón veteado con una gama que transitaba entre el amarillento y el verdoso. He tenido que sacar un clinex para poder asir el tirador y abrir la puerta, porque la porquería chorreaba desde la ventanilla. De camino al trabajo, he parado en un túnel de lavado para que lo limpiaran. Además del ascazo, era la vergüenza de ir metida en ese coche provocando la repugnancia a otras personas. Siete euros, y probablemente multa por correr en la M-30 para llegar a tiempo a una reunión a las 9 y media.

He venido a casa a comer y casualmente, he encontrado sitio en el mismo lugar donde lo dejé aparcado anoche. He pensado que la ley de la probabilidad me favorecía: no iba a estar aquella paloma podrida otra vez en el árbol, sobre todo porque después de haber echado todo aquello de su cuerpo lo normal es que se hubiera desintegrado. Al salir hacia el trabajo, me he encontrado con que la cerda esa todavía tenía rastros de inmundicia en su cuerpo. Mi coche estaba otra vez con cuatro o cinco porquerías en el capó delantero y en el parabrisas.

Y hasta aquí los hechos.

Haciendo uso de mi derecho a mi legítima defensa y aunque no hay segunda enmienda en la constitución que me ampare, he vuelto a subir a casa, he cogido una pistola, he bajado de nuevo, y me he liado a tiros con todas las palomas que he sido capaz de ver por los árboles. El resultado ha sido catorce palomas reventadas, y siete gravemente heridas, que he recogido con mucho asco y he tirado en el cubo de la basura. He dejado los casquillos cuidadosamente repartidos por la acera, como señal inequívoca de mis intenciones en caso de nueva injuria.

Y ahora, a partir de aquí, los hechos.

Me he montado en el coche y, de vuelta al trabajo, he parado en una gasolinera en donde hay un lavado a presión. Y ahí me tenían vds, con mi traje de chaqueta, mi levita de entretiempo, mis gafas de sol de marca y mis zapatos de tacón, con la pistola de agua a presión en mano, disparando a la porquería que la puta paloma me ha dejado en el capó delantero y en el parabrisas. Yo creo que al cuadro le sobraba excentricidad como para ser cómico. Le sobraba excentricidad, y una buena dosis de odio asesino pintado en mi cara.

Siento las palabras gruesas que he usado para describir a la guarra de la paloma.

20 comentarios en “La guarra de la paloma

  1. Dilecta joven,
    Como quiera que semejantes mierdeces (término grosero deliberadamenre empleado) me han acontecido (con la sutileza de que el techo de mi coche personal es de tela, y de que todo el apero es negro), comprendo sus palabros. Totalmente. Item más, la estratosférica merdaceidad colombífica es mucho peor en Zaragothan que en El Foro. En mi ciudad, la cantidad e palomas por metro cuadrado es indigna. Una vez alguien pensó como yo y puso venenos en las migas de pan que se les esparcen en la Plaza del Pilar. Le tildaron de cafre. Yo aplaudí. Con largueza.

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    • Uf, yo prefiero que se haga de manera industrial pero controlada, porque las migas envenenadas se las puede comer un perro. El mío, por ejemplo!

      En Madrid está prohibido matarlas. Pero son una inmundicia, y habria que acabar con ellas. son repugnantes!!

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  2. Je, espero no ser maligna y se tenga humor, CJ has imaginado que fuera una paloma amaestrada o mensajera?! Porque por qué tanta insistencia…,.eso, sí, de muy mal gusto.
    Bueno, paciencia, que tu puedes, y un saludo.

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  3. Jaaajajajajaaa.

    Pero vamos a ver. Cuando no hay ni un solo hueco en kilómetros a la redonda, al encontrar uno lo primero que hago es mosquearme. Miro y remiro se está prohibido, reservado a carga-descarga, a minusválidos, paso de peatones medio borrado, me pregunto quien vivirá en los pisos de arriba… o si sestearan pajarracos de mal agüero en el frondoso árbol que le presta su sombra. Que quien más y quien menos también ha padecido esa excperiencia más de una vez.

    Supongo que tu primera versión de hechos, relatando lo de la pistola y reventar catorce palomas, es una transcripción en cursiva, de tu primer y amargamente controlado deseo. ¿No? Te aseguro que te comprendo. jejeje

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  4. Era lo que hubiera deseado, sí: en vez de una pistola de agua a presión, una de verdad y liarme a tiros con esas cerdas repugnantes. Qué asco. ¡Dos lavados en un dia!!!!

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  5. Un halcón puede comerse al día unas cuantas guarrípedas de esas, además es un excelente compañero de caza. Hágase cetrera, cómprese un halcón que resida en su terraza y tendrá el territorio libre de ratas voladoras.

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  6. Vaya faena, Carmen. Peron no creas, puede ser peor.

    Una gaviota viene a ser como dos palomas y media. O debería decir y mierda. Y las muy puñeteras hacen de vientre en pleno vuelo. Si tienes la mala suerte de que te toque, el reguero atraviesa el coche de proa a popa y de babor a estribor. Eso contando con que sea sobre el coche donde caiga. Son sencillamente odiosas.

    Quizá lo único que las haga tolerables es que comen palomas.

    PS.- No lo tomes a mal, pero me hubiera gustado verte pasándole el agua al coche; tan elegante, con tu levita de entretiempo.

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    • Me has hecho reír con la descripción de las gaviotas y olvidarme de este día de lavados de coche. Sí, son también basureros ambulantes.

      PS: después de esto, ya no me tomo hoy a mal nada…

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  7. Las palomas son mis enemigos mortales y por eso las conozco bien. Estas palomas que llegan ahora son muchísimo más grandes que las normales.

    Y han ido proliferando año a año. No es extraño porque viendo lo que sueltan no tienen que comer mal.

    Yo propongo la erradicación, pero a mucha gente le parece exagerado. Bien, que sean ellos los que aparquen debajo de los árboles o farolas, he dicho.

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  8. Y pensar que de niños les dábamos de comer …

    Muy gracioso tu post (me ha hecho especial gracia eso de que después de soltar todo aquello debería estar desintegrada)

    Habría pagado (es una forma de hablar) por verte de esa guisa con la pistola a presión, con esos zapatos de tacón, esa levita de entretiempo y esas gafas de marca … ¡y con el odio marcado en tu cara! Buenísimo

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  9. Con razon tenias siempre libre ese sitio…era sospechoso encontrar dos veces segidas el mismo sitio..Palomas,las ratas con alas.Pero que poco nos gusta lavar el coche,yo se de una chica que tiene un deportivo que cada vez que lo lava al poco tiempo llueve…
    No todo es malo de las palomas,Andres Calamaro tiene una bonita y triste cancion llamada ‘paloma’

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