Hoy he recordado lo que le dijo un hombre a una mujer que previamente le había recriminado su machismo por cederle el paso en una puerta: «No se equivoque: yo no le cedo el paso porque vd sea una señora, sino porque yo soy un caballero«. Y lo he recordado porque alguien decía que la cortesía era una reminiscencia machista. Yo creo que es justo al contrario: me parece que el machismo es incompatible con la cortesía. Voy a ver si consigo explicarme.
No sé la imagen que tendrán vds del hombre machista. Yo no tengo una imagen física concreta, porque me los he cruzado altos y bajos, morenos y rubios, delgados y gordos, horteras y pijos y feos y guapos. Para mí un machista es un tipo que habla de su esposa sin el menor respeto, se jacta de dominarla y la manda callar en público. En realidad, no hace falta que la pegue, porque la pegaría. Al machista se le reconoce de inmediato porque no te mira a la cara, sino primero de arriba abajo, para luego dejar los ojos a los lados de tu escote con descaro, por si acaso te da por pensar que tú eres algo más que un par de tetas. Raramente te llama por tu nombre: te llama niña, o chica, o mujer, o Tú, siempre con intención de ridiculizarte o haciendo ver que eres tonta perdida con el gesto. Son esos tipos que le llaman a las mujeres chochitos, y que nos cosifican cuando hablan de nosotras entre ellos. Que creen que olemos distinto y pensamos peor cuando tenemos la regla. Que usan la palabra menopáusica para insultar. Que se ríen mucho si nos imaginan llorando. Que disfrutan si les tememos.
Es impensable que esos tipos te cedan el paso, te alcancen el abrigo, esperen a que te sientes para sentarse ellos, o se pongan en el lado exterior de la acera. Esos tipos no tienen cortesía porque no tienen la menor educación cívica. Ni cívica ni de la otra, porque han mamado un ambiente en el que la madre callaba y escondía y el padre gritaba y mostraba. Un machista primero es un bestia y luego un machista. Por ese orden. Como bestia no tiene consideración con el otro, y como machista no tiene consideración con la otra. Creen que su pito les da poder, pero antes creen que su fuerza les da derecho. En una violación, participarían sin duda. Son la parte más casposa, retrógrada, ignorante y garrula de la sociedad, y están a la derecha y a la izquierda, porque esto no tiene que ver con la ideología, sino con la costumbre y la educación. Podrán ir bien vestidos, pero sus ademanes, sus miradas y cómo nos hablan, les delata. Y no se engañen: un machista nunca será un caballero ni se comportará como tal. Ni con mujeres ni con hombres.
El machote es otra cosa. Para mí un machote alardea de su condición de macho, pero quiere que se lo reconozcan las mujeres. Lo que les halaga es que te desmayes del gusto, no del susto. Rudo, basto, ordinario, es de esos que te hablan de otra mujer guapa y no se les olvida decir eso de «mejorando lo presente«. El machote se encara con mucha chulería con el camarero si no te sirve primero a ti, y se pegará con otro si te levanta la voz o te molesta. Por cierto, también se pegará con cualquiera que pase si estás tú delante y cree que eso le dará puntos. Porque el machote es un jugador que cuando habla de mujeres hace como en el parchis, que se come una y cuenta veinte. El machote tiene una cortesía imperfecta, porque no es natural, siempre es excesiva. Y es que él es un hombre excesivo.
Y luego están los hombres normales, con mayor o menor instrucción, más o menos atentos, y con mayor o menor cortesía. O sea, la gran mayoría, que puedo fijar en el 80% por seguir la ley de Pareto, aunque el asunto se presta más a la construcción de una campana de Gauss, pero no sabría yo qué poner en abscisas y en ordenadas.
Yo supongo que un machista estará muy de acuerdo en distinguir a todos de todas. No sabe nada de gramática, ni de sexo, pero sí sabe muy bien dónde está la puta y dónde el cliente.