Wilma

No a todos los que siguen este blog les tengo que presentar a Wilma. Su madre biológica, Babunita, y su mamy adoptiva la conocen bien. La han tenido en su casa durante sus primeros dos meses y medio de vida, hasta que hemos ido a recogerla. Mientras tanto la han cuidado, a ella y a sus hermanos, y de qué manera. Nos han regalado una perrita de terciopelo, alegre y confiada, que no llora, ni se queja por nada, a quien nada le asusta porque no sabe ni lo que es el miedo ni lo que es el daño, sólo conoce el cariño y el juego. Que ve otros animales (el gato de mi tía y mi querida Curra, le falta encontrarse con el macarra de Gus) y se lanza a por ellos con tanto descaro como ganas de juerga.

Ayer, además de recibir una preciosa perrita, recibimos una hospitalidad que llevaremos siempre en el corazón. Nos encontramos con una pareja encantadora, divertidos y cultivados, amantes de los animales y del buen vivir, llenos de vitalidad, de generosidad y de sentido común, que nos hicieron pasar una jornada inolvidable y no solo por encontrar a Wilma. En realidad, lo esperábamos, pero al llegar a Madrid nos dijimos que no notábamos ningún cansancio, y que habíamos pasado un sábado maravilloso. Las buenas personas.

Wilma viene de una familia buena y de una buena casa. Su madre y su mamy pueden estar muy tranquilas: con otros protagonistas y en otra ciudad, así seguirá siendo. Wilma nació un 22 de diciembre. En casa solemos decir que hasta para ser perro hay que tener suerte. Ayer, mi tía Pilar (nueva mamy adoptiva de Wilma) me decía, divertida: «Fíjate, ¡y yo que pensaba que no me había tocado nada en la lotería este año!«.

Wilma crecerá feliz. Prometido.

Y ahora os dejo unas fotos, para que digáis oyoyoyoyoyyyyyyy, que es la palabra más repetida desde ayer en esta casa. Aunque si quieres pasar un rato de lo más divertido, os propongo visitar el Blog de Babu despacio y especialmente ver los vídeos (video 1, video 2, video 3). Impagable.