Su primer recuerdo

No sé qué edad tendría, pero sin duda es mi primer recuerdo de la vida. Debía de ser yo muy pequeña, imagínate: una niña rubita, con lacitos rosas en el pelo y trencitas, y mi faldita, y aquellas braguitas de algodón que parecían de crochet asomando por debajo, calzada con unas merceditas azules con sus correspondientes calcetinitos blancos. Una niña monísima y dulce, de aspecto angelical.

Ya te digo que no sé qué edad tendría, pero imagínate que era yo muy pequeña, tanto como  para que me pudieran coger en brazos y lanzarme hacia arriba, y luego recogerme, en estos juegos que se traen los mayores con los niños pequeños. Y eso hizo aquel hombre, que era un amigo de mis padres. Me vio, me cogió en brazos, y me lanzó a la estratosfera, y luego me agarró al vuelo según bajaba. Después dio dos vueltas sobre sí mismo conmigo en brazos. Y yo aguanté, aterrorizada pero sin soltar ni el más leve grito y sin perder la serenidad. Y sólo cuando me bajó y ya estuve en el suelo, sólo cuando tenía los dos pies bien seguros sobre la tierra, le dije muy seriamente:

– Ezo no me ha guztado.

Anécdota contada por P.P. esta tarde, al final de una reunión