La irracionalidad que cuelga

Hoy me he levantado con el pie izquierdo. O tal vez con el pie derecho, que para lo que me ocupa me da bastante igual lo que se pueda aventurar sobre mis caídas de la cama. Voy a hablar de colgantes.

Y es que se nos olvida que La Rioja es Logroño. Tal vez por eso nos parece muy normal que una provincia con poco más de 300.000 habitantes, o sea el 0,68% de la población española, tenga su parlamentito y su banderita. Y además, sus consejerías, sus direcciones generales y todo lo que cuelga. ¿Qué cuelga? Pues desde un BOE hasta una agencia para el conocimiento y la tecnología, pasando por un defensor de los 300.000 riojanos y  un dialecto para que se comuniquen entre ellos. El dialecto ocupará por lo menos a media docena de personas para promocionarlo y los que se ocupan de BOE (BOR, que es de Rioja, no del Estado) pues vaya vd a saber cuántos serán.

Pero en el fondo, esto no tiene nada que ver con Logroño, ni con el coste en concreto de La Rioja. Verán: de las 17 comunidades autónomas, 13 de ellas tienen menos del 6% de la población española para administrar. Y 8 de ellas ni siquiera alcanzan el 4%. Esto es así. Toda esta dispersión da trabajo y sueldo a 1.268 diputaditos autonómicos. Más lo que cuelga.

Imaginen ahora una empresa española con 17 centros de trabajo. ¿De verdad creen que se organizarían en direcciones regionales por comunidades autónomas o piensan que seguirían un criterio digamos racional? Cuando digo racional estoy pensando en número de trabajadores, en volumen de ventas, en mercado objetivo, en ingresos. ¿Vds creen que una empresa de distribución, por ejemplo, con 160 tiendas, dedicaría una dirección regional únicamente para llevar la tienda de Logroño? Esto por el lado de la organización, aunque luego viene lo que cuelga. ¿Creen vds que pondrían en cada centro de trabajo a un director de personal, un director de Logística, un planificador, un jurista, un contable, un jefe de comunicación, un par de informáticos y un tipo de compliance?  Si creen esto, sin duda alguna trabajan (poco) en una Comunidad autónoma o viven en la Luna. Y en ese caso, lo mejor es que dejen de leer porque es posible que se me escape alguna palabrota.

Somos un país irracional, construido con las tripas y con una mirada que, cuando se vuelve hacia nuestro pasado, nos convierte en estatua de sal. Nuestra administración tiene la misma estructura para algo con 8 millones de habitantes que para algo con 300.000. Y se organiza sobre la base de cosas que no tienen nada que ver con dar un buen servicio y administrar correctamente el dinero de los administrados, como derechos históricos, acentos, gastronomía, montañas, valles, dehesas o patrias queridas. A esta memez le llamamos progreso, buen servicio y cercanía al usuario. Y, por supuesto, después de aplicar lo mejor de nuestra creatividad a la invención de banderas y diferencias, nos declaramos europeos con nuestra mano en el corazón y tarareando, vena en cuello, la Novena Sinfonía de Beethoven. Solbes hablaba del Sudoku autonómico pero no, esto no es un sudoku. Esto es, sencillamente, un despropósito. Por no decir una gilipollez.

Pero paguen. Paguen y callen, que hay que dar satisfacción a todo lo que cuelga, aunque nos cueste un huevo.