Valera, minuto 67

No suelo ver al Barça. La verdad es que me aburren mucho, los eternals, con un juego que, como dice I. Ruiz Quintano, parece un limpiaparabrisas en funcionamiento. Decir esto y ser condenada al infierno futbolero es todo uno, porque como todo el mundo sabe, el único equipo bueno, que juega bien, que es caballeroso, y limpio, y humilde, y generoso, y solidario y progresista, es este Barça de Pep. No han roto un plato en su vida, todos son beatíficos, angelicales y bondadosísimos, y jamás han dado una patada o han hecho ni una falta. Vamos, que serían unos merengones si no fuera porque eso es lo que nos llaman a los madridistas, que por otra parte somos todos fascistas, retrógrados, canallas, malvados, tramposos, marrulleros, violentos, arrogantes y malos perdedores. Y chulos. Aunque cuando a mí me dicen que los madrileños somos chulos yo siempre contesto lo mismo: «Vale ¿y?«.

Así es que no veo al Barça y me entero de sus merecidísimas victorias (solo ellos las merecen, como se sabe), a través de la prensa, intentando elegir los pocos medios que no babosean demasiado (Marca, ABC y pare vd de contar). Sin embargo, la temporada pasada fui a ver al Barça al campo del Getafe, por aquello de vivir una experiencia religiosa sin tener que  salir de la provincia – al Bernabéu no se puede ir, que a veces les aplauden. Es un campo de nombre entrañable, el Alfonso Pérez, y pequeñito, pero aunque no lo hubiera sido mi entrada estaba en la fila 2, así es que pude ver de cerca a esos dioses terrenales. Pude dormir sin mayor problema aquella noche a pesar de respirar su misma atmósfera, traída en sus purísimos pulmones directamente del Monte Olimpo. El Getafe perdió y tengo que decir que había más seguidores del Barça que del Getafe en el campo. Es normal: el fútbol de los eternals es tan arrebatador que sulibeya como los perjúmenes de aquella mujer: Eau de Pep probablemente, con dosificador.

Este año ni se me ocurrió irme a ver el Getafe-Eternals porque ya me había ganado el derecho a morirme el año pasado. Y además, había un Madrid-Atleti a las ocho, y luego tenía cosas mucho más interesantes que hacer. 

Una lástima, porque creo que Valera, jugador del «Geta», marcó EL UNICO GOL DEL PARTIDO en el minuto 67…