Tirar un libro por la ventana

Cuando empecé a leer los libros que me daba la gana y no los que me mandaban en el cole, me creía yo que lo de los libros era como lo del plato, que hay que comérselo todo aunque no te guste. Pero hace años que ya no me ando con tantos remilgos, que bastantes sufrimientos te trae la vida de serie como para caer en masoquismos extra. Si no me gusta un libro, aunque esté en la página 50, el libro se cierra, se devuelve cuidadosamente a la librería y a otra cosa, que hay mucho por leer.

A veces, cuando el libro es realmente insoportable, entonces no merece ser cerrado y devuelto a la librería así, sin más. Yo me imagino a mí misma abriendo la ventana y tirando el libro, ¡fuas!, allá va, à la rue. Estos impulsos reptilianos sólo me sobrevienen cuando el autor es muy retorcido (Canetti) o muy pedante (Vila-Matas), (reabro el paréntesis para decir que, en puridad, no es que Vila-Matas sea muy pedante, es que un pedante es muy Vila-Matas), o cuando es muy confuso (Mateo Díez), o muy pesado (cualquier japonés) (reabro el paréntesis para decir que no tengo inconveniente en que se siga permitiendo escribir libros a los japoneses siempre y cuando se prohiba terminantemente publicarlos y distribuirlos). En estos casos, el libro va por la ventana – metafóricamente, que vivo en un sexto y puedo averiar a cualquier viandante – aunque el autor no siempre queda condenado. Por ejemplo, he recogido del suelo varias veces a Cela, pero siempre, ¡fuas! el libro ha terminado como ha terminado: sin terminar. Comprendo que lo que a mí me aburre – o me espanta – no necesariamente aburre a otros. Y viceversa. De manera que si las referencias anteriores no son de su gusto, pues qué le vamos a hacer.

Sucede que desde hace unos años asisto a una tertulia en la que hay que leerse un título determinado cada mes. Así es que cada mes leo algo que no he elegido yo, sino que “me han elegido”. De ahí que me haya tenido que leer libros igual que me acabo comiendo un puré de zanahorias, con la única diferencia de que el puré, si no es muy recio, lo tiraría por el fregadero…