La Eta ha comunicado que cesa su actividad armada. Casi todos entendemos que deja de matar, aunque en realidad sólo dicen lo que dicen. Yo de esta gentuza me creo lo justo. Si les conviene, volverán a matar (tienen armas, dinero y palmeros, muchos palmeros), como lo hicieron las dos veces anteriores (Miguel Angel Blanco, Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate). Encontrarán la manera de justificarlo, verborrea nunca les ha faltado y la tergiversación no falta en ningún totalitarismo. Y encontrarán interesadillos que les sigan el argumento para pescar en río revuelto, incluso para recoger alguna nuez, esto tampoco les ha faltado nunca…
Han emitido un comunicado que se puede encontrar en cualquier periódico. Si no lo han hecho aún, les aconsejo que lo lean, es muy instructivo. Yo, desde luego, no lo voy a poner aquí, ni me molesto (es un chorreo de afrentas, de iniquidades y de estupideces). Por supuesto que me alegro de que nos «concedan» cambiar la palabra «permanente» por la palabra «definitiva» en su delirante lenguaje de ejército de liberación nazional. Cómo no me voy a alegrar, claro que sí. Pero me alegro también lo justo: hubiera preferido que la razón por la cual cesan en su actividad armada fuera que no la hubieran empezado… Cuidado con los juegos de espejos.
Y ahora ¿Qué hacemos? ¿Les damos las gracias? ¿Les felicitamos por «entrar en razón»? ¿Les hacemos buenísimos y muy demócratas porque ya no nos matan? Pues no, señores, demasiado tarde para la edad que tengo y lo que llevo vivido. Yo me voy a seguir acordando de su puta madre (u otra cosa que es fácil de imaginar) y llamándoles todas las cosas malas que se me vayan ocurriendo – y les aseguro que imaginación no me falta. No puede haber perdón, ni olvido. Siguen siendo los mismos canallas, y este comunicado no cambia nada de lo que han hecho y el porqué de lo que han hecho. Me da igual el asunto de la independencia, de la territorialidad y de sus reivindicaciones. Lo dije hace unos días: Me da igual lo que exijan, me importa quién lo exige. Han matado, han secuestrado, han extorsionado, y eso no se puede consentir. No puede haber impunidad frente a la vileza de quien quiere imponerse a tiro limpio.
Pero me puede el pesimismo: ya estoy esperando a ver quién es el primero que habla de que el Estado deberá ser generoso… Nos puede la bondad, lobos y corderos…
Les dejo con un comunicado que yo sí quiero copiar. Es de la Fundación Victimas del Terrorismo y se llama Decálogo No a la Impunidad. Lo suscribo.