… Más tarde, cuando ya me habían metido en la cárcel, un ucraniano que estuvo en mi celda me contó en qué circunstancias había muerto Bogatko… Dos agentes del NKVD se personaron en su casa y lo mataron a tiros. Y nunca se descubrió quiénes habían sido los autores del crimen, un hecho sin precedentes en la historia de la criminología soviética. Siempre era al revés: costaba encontrar el crimen, pero se sabía muy bien quiénes eran sus autores…
Aleksander Wat, Mi siglo – Confesiones de un intelectual europeo