Un amigo me ha regalado esta tarde la siguiente reflexión a propósito de un asunto de trabajo que no viene al caso. Me dice:
– A ese tipo le falta tener un poco más de vergüenza intelectual
– ¿Y cómo es eso?
– Tú fíjate que a todo el mundo le daría vergüenza ponerse en pelotas en el trabajo, o llevar abierta la bragueta y darse cuenta al final de una presentación de una hora. Sin embargo, a mucha gente no le da corte decir auténticas tonterías en un e-mail con copia a medio mundo, sin informarse antes, con malos modos y encima con faltas de ortografía, con una sintaxis imposible y mezclando varios asuntos al mismo tiempo sin orden, ni razón, ni concierto. Bum, lo manda y ya está. Son incultos, mucho, ignorantes, mucho, pero ¡no les da corte que se den cuenta los demás!. A eso le llamo yo tener falta de vergüenza intelectual.
– Está bien traído. ¿Me lo regalas?
Naturalmente, no era para mí, sino para Vds.