El día 29 de Noviembre, en medio del vapuleo de «los mercados» a las empresas cotizadas en el Ibex 35 y al diferencial de la deuda soberana, se publicó una noticia muy interesante. Emilio Botín había comprado títulos del Santander por un valor de 15 millones de euros, a un precio de 7,56. Hoy, 1 de diciembre, la acción del Santander ha cerrado a 7,82.
No estuve yo rápida ese día. Podía haber hecho la siguiente operación: le pido a mi tía 10.000 euros, compro SAN, espero tres días y vendo. Le compro un libro a mi tía por el favor, y me gano, sin aportar valor, ni pensar, ni trabajar, 343 eurillos. ¿Riesgo? Ninguno por dos razones: Botín sabrá lo que hace y los 10.000 euros eran de mi tía.
A mi nivel – o al de mi tía -, yo hubiera conseguido un dinerito igual que el Sr. Botín. Lo que ya no hubiera conseguido es generar confianza en mi tía y aumentar mi peso político en su casa. Pero a mí, como a «los mercados», esas dos últimas cosas me importan una higa.