900 post

curra-portada-postEl martes pasado publiqué el post número 900. O sea, que el que están leyendo ahora hace el número 901. Iba a escribir sobre otra cosa, pero al entrar en el escritorio y pulsar para nueva entrada he visto el número redondo. Redondo y extraordinario.

Madre mía, 900 entradas. Cuando hice 500, allá en diciembre de 2012, lo celebré haciendo una selección de post cortitos y terminaba diciendo que «a por los mil». Y luego se te olvida, porque alcanzar esa cifra no es un reto, ni un objetivo. Llegas, te sientas y empiezas a escribir, sin más y sin pensar si llevas mucho o poco. ¿Cuánto es mucho o poco? Por ahí tengo escrito que este blog no tiene objetivos, porque entonces deja de ser lo que es: un descanso, una escapatoria, una afición, una forma de olvidarme del día. O de crear, o de divertirme, o sólo de distraerme.

– ¿Tienes un blog? ¿Y de qué es?

Y siempre respondo lo mismo: de lo primero que se me ocurre. Podría decir que de tonterías, pero yo me cuido mucho de calificar lo que hago de tonterías, porque, como nos enseñó la madre de Forrest Gump, tonto es el que hace tonterías. Y tener un blog no es ninguna tontería, o no me lo parece a mí. Tener un blog es algo al alcance de muy pocos, aunque esté al alcance de todo el mundo. Y todos ustedes seguro que me entienden, tanto si tienen un blog como si no.

Hay épocas. Temporadas en las que se te ocurren millones de cosas que contar, aunque luego no las cuentes, y otros momentos en los que te sientas aquí delante con la mente en blanco, a juego con la pantalla, y te cuesta la vida actualizar el blog con algo medio decente. Es verdad que se pierde frescura y se gana técnica y no sé yo si eso es una buena noticia. Me temo que no.

Se pierde algo de magia. Alguna vez he pensado en abrir otro blog y empezar de nuevo, con otra identidad. Pero no estoy segura que recuperara las sensaciones de los primeros 200 post, ni creo que repitiera las mismas historias. No sé quién me comentaba (o tal vez lo he leído en otro blog) que tal vez había que repetir historias, porque el que llega nuevo a tu blog raramente se lo recorre entero, empieza desde el principio y se lo lee todo. Yo desde luego no lo hago, pero a veces te encuentras con un lector que va entrando en post antiguos. Seguramente ha llegado aquí por la reseña de Algo va mal, de Tony Judt, o por el post de la casa de la calle Franklin, que son dos de los post más leídos de todos los tiempos (pelotazos de actualidad o de fútbol aparte), y luego sigue, como una hormiguita, dejando el rastro en las «vistas». Si usted abre un blog y quiere una lluvia fina de lectores, le aconsejo estos dos títulos, sin duda.

También le aconsejo que se agencie un lector filipino. Le hará dudar del motor de estadísticas pero su fidelidad no tiene precio, y eso proporciona muchísima alegría en los días de bajón. LLega usted triste, entra al mapa y ahí está él, puntual a la cita.

En fin, llegaré a las 1.000 entradas en el blog, tarde o temprano. De eso era de lo que les quería hablar hoy, de la expresión «tarde o temprano». Pero lo voy a dejar para cubrir la entrada 902. Pero eso ya será otro día.

5 comentarios en “900 post

  1. Pues Felicidades si se trata de eso CarmenJ, yo creo que llegué al asunto de Curra, por tus pies (y por esos zapatos tan trenddy) y al respecto no sé si tu blog tiene también mucho que ver con curra, yo creo que si. Ya sobre estadísticas te diré que te recuerdo por el comentario 4.000 del apartamento (no hay Click) y que pensaba si ibas a sortear algún jamón o embutido ibérico entre tus visitantes (he leído que no)

    Un abrazo.

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